miércoles, 30 de enero de 2008

¿POR QUÉ SE QUEMAN LAS ETAPAS DE LECTURA ?


La literatura es una sola, sin embargo, debido a su margen de lectores, hoy las obras literarias se clasifican en: literatura infantil (para niños), literatura juvenil (para adolescentes y jóvenes). Sin embargo, no se habla de la literatura que continúa, si hay literatura infantil, juvenil, ¿cuál es la sigue? Es que acaso da miedo hablar de una literatura adulta, acaso no sería lo más adecuado y lógico. En todo caso, llámesele con otro nombre: literatura mayor, literatura total, etc., etc.

¿Un chico de 15 años podrá leer, entender y disfrutar la lectura de La divina comedia?, ¿tendrá la capacidad para apreciar la belleza de los versos endecasílabos en cada uno de los tercetos con rima consonante?, ¿dispondrá de los conocimientos para identificar a más de medio millar de personajes que vivieron en diferentes épocas?, pues ¡No!, y lo mismo ha de pasar con otras obras que hoy se pretende que el alumno las lea.

No quememos las etapas de la literatura; una lleva a la otra y la última puede regresar a cualquiera de las anteriores, pero no viceversa; es decir, un adulto que haya pasado por las tres etapas podrá leer una obra de la literatura infantil o juvenil, sin ningún problema. Pero no pretendamos que alguien sin haber pasado por la literatura infantil dé un salto inmediato a la literatura juvenil o a la literatura mayor.

Desgraciadamente, en el Perú los alumnos de primaria reciben muy poca literatura infantil (se cree que Pinocho, Pulgarcito, La Caperucita, etc., son suficientes), de tal manera que cuando pasan al nivel secundario reciben como tarea la lectura de obras mayores, en consecuencia, empiezan a detestar y odiar la literatura y la lectura. No olvidemos que Perú es uno de los países más pobres en lectura a nivel mundial y la razón es tan fácil de señalarla: no se respetan las etapas de la literatura.

Entonces es hora que los profesores del nivel primario empiecen a leer obras infantiles y que vayan buscando títulos interesantes que estimulen la lectura, así mismo, los profesores del nivel secundario deben leer obras juveniles y tener una relación de títulos para recomendar. Si cumplimos con estas etapas, entonces, no sería nada raro que un alumno de los últimos años de secundaria empiece a leer a García Márquez, Bryce Echenique, Dostoievsky, Víctor Hugo, Homero, etc.

Conocer las competencias lectoras del alumno nos lleva a seleccionar la obra adecuada y -soy testigo de ello- ver cómo ellos cambian su percepción de lo que significa leer una obra y cómo en cada clase te piden un nuevo libro para leer.


Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

martes, 29 de enero de 2008

MARCHA POR LA LECTURA

Quien haya transitado alguna vez por la céntrica y concurrida Av. Abancay del Cercado de Lima entre las primeras cuadras, ingresando por la plaza de Acho hacia el Parque Universitario, se habrá encontrado más de una vez con alguna marcha de grupos sindicales: CGTP, SUTEP, los jubilados, universitarios, fonavistas, profesores universitarios, ganaderos, madres de los comedores y del vaso de leche, mineros, ...y la lista sigue, pues toda agrupación gremial reclama, pide, EXIGE se le atienda sus requerimientos.

Que reclamen y exijan al estado con marchas tan bulliciosas que alteran el tráfico y entorpecen el normal desarrollo de los centros comerciales que se ubican en los alrededores, no es tema de discusión, en esta entrega. Sino más bien, llamar la atención hacia la sociedad civil hagamos una marcha por la lectura, se imaginan reunir a más de cien mil almas entre niños y adultos, profesionales, empleados, pidiendo reclamando, EXIGIENDO LEER, ¡Qué hermoso sería!

Una marcha apoteósica, convocado por ....y que reúna desde maestros, alumnos, de colegios públicos y privados, deportistas destacados, cantantes de todos los géneros, escritores, actores, asociaciones que trabajan el tema de la lectura, padres de familia, a los médicos, los propios jubilados, las madres sean de los comedores o no, periodistas, bibliotecarios...en fin todos aquellos que quieran ser escuchados ( y que los escuchen) sean bienvenidos.

Todos con carteles en pro de la lectura: Queremos más libros; Bibliotecas para todos; A leer en todo lugar; El libro mi mejor amigo.

Con una banda escolar que toque una melodía que acompañe esta, ya no llamarla Marcha sino Caminata de la Lectura, sería de lo más espectacular.

Si somos conscientes que no sólo pidiendo más ingresos, aumentos de salarios y todas las mejoras económicas que puedan haber, si no leemos y más aún sí no comprendemos lo que leemos, sin tener conciencia de la importancia de estar informados siempre en todo momento y en todo lugar, como dice Mempo Giardinelli: "no hay peor violencia cultural que el embrutecimiento que se produce cuando no se lee".


http://lecturaydesarrollo.blogspot.com


viernes, 25 de enero de 2008

IMPORTANCIA DE LA PRUEBA PISA PARA LOS PÁISES EVALUADOS

El proyecto PISA está dirigido a establecer un ciclo regular de estudios con el objetivo de obtener de manera sistemática y continua datos sobre los resultados académicos de los alumnos que permita derivar un conjunto de indicadores básicos que proporcionarán a los políticos y administradores de la educación un perfil de los conocimientos, destrezas y competencias de los estudiantes de cada país, así como un conjunto de indicadores contextuales que se espera clarifiquen las relaciones entre dichas destrezas y las variables demográficas, sociales, económicas y educativas más importantes. Asimismo, los resultados permitirán establecer comparaciones internacionales entre los países participantes al proveerse de puntos de referencia comunes para valorar los resultados obtenidos por cada sistema educativo. Uno de los objetivos que se persiguen con la implantación del ciclo regular de estudios es ofrecer indicadores de las tendencias de los resultados educativos a través del tiempo.

El conjunto de información que se va a recopilar con el proyecto y sus productos en términos de indicadores de los resultados educativos de los alumnos constituyen elementos muy valiosos para el desarrollo de sistemas educativos eficientes y de calidad. Los responsables de la toma de decisiones en educación y los investigadores podrán, adicionalmente, utilizar estos datos para evaluar los niveles educativos que producen sus sistemas, supervisar el progreso de sus alumnos e identificar las áreas fuertes y débiles de sus sistemas de educación. Además, en el contexto de este estudio internacional, los países podrán comparar sus características e intercambiar ideas sobre las políticas educativas, así como adquirir experiencia, conocimientos y destrezas en el área de la evaluación de los sistemas educativos a través de la interacción con los expertos más importantes en este campo.


EL PROYECTO P.I.S.A DE LA OCDE
Guillermo Gil Escudero


Ver artículo completo en: http://www.ince.mec.es/pub/pisa.htm


lunes, 21 de enero de 2008

SAQUEN UNA HOJA Y ESCRIBAN TODO LO QUE RECUERDEN SOBRE...



Paulo César estaba sentado en una de las viejas carpetas individuales del aula, muy cerca al escritorio del profesor de Comunicación Integral. Había guardado todos sus cuadernos y libros en su pequeña mochila celeste y esperaba ansioso, más que otros días, el timbre de salida.


-Unos minutos más y salgo de vacaciones- pensaba Paulo César y en sus labios se dibujaba una breve sonrisa.

Efectivamente, faltaban unos cuantos minutos para que este jovenzuelo de once años pudiera salir de vacaciones, aunque fuese solo por dos semanas.

En ese momento, el profesor se puso de pie y levantando el tono de su voz chillona dijo:
-Antes de que se vayan de vacaciones por quince días, les voy a dejar como "única" tarea que me lean "El Quijote de La Mancha", y el primer día que reiniciemos nuestras clases que debe ser el 16 de agosto los estaré evaluando a todos. Advierto que al alumno que no lea este libro lo desaprobaré así se saque veinte en la prueba final. Así que ya saben... lean El Quijote, y que tengan unas buenas vacaciones...

En ese momento tocó el timbre de salida y los chicos ya no mostraban el mismo entusiasmo por salir. Esta última tarea les había caído como un baldazo de agua fría. Paulo César se marchó a su casa algo preocupado.

Esa tarde estrenó sus vacaciones jugando fulbito con sus amigos de barrio y por la noche vio “Sherk 1, 2 y 3”.

Al día siguiente se levantó como a las nueve de la mañana, desayunó y después se dirigió al estudio de su padre en donde buscó y encontró rápidamente El Quijote, aunque vio que el verdadero título era El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Lo tomó entre sus manos y vio, con cierto espanto, que tenía más de mil páginas, no había ilustraciones y las letras eran muy pequeñas.

Paulo César recordó con miedo las palabras de su profesor: “al alumno que no lea este libro lo desaprobaré así se saque veinte en la prueba final”, así que, con mucha resignación se sentó en el escritorio de su papá y empezó a leer aquel extraño libro.

Había leído durante diez minutos y no había entendido nada; muchas palabras y expresiones le eran totalmente extrañas. Sentía que ese castellano no era de su época y ello le generó un profundo rechazo. Qué gran diferencia encontraba con los libros que había leído durante la primaria: El lugar más bello del mundo, Superzorro, Los cretinos, El papá mago, Melisenda, La flor más grande del mundo, Un misterio en el laberinto, el Principito, Florentino supercochino, El velero de cristal y otros más que no recordaba.

Abandonó el libro con la intención de leerlo al día siguiente. Pero al día siguiente cuando fue al estudio de su padre y vio el voluminoso libro, se dijo:

- Mejor mañana lo leo.

Y así fueron pasando los días hasta que se acabaron las vacaciones y el pequeño Paulo César no había leído ni una sola página de El Quijote de La Mancha.

Desesperado llamó por teléfono a uno de sus amigos y éste le recomendó buscar un resumen de la obra en Internet y listo.

El niño pidió permiso y se fue a una cabina.

El día lunes, después del recreo el profesor se puso de pie y dijo:

- Saquen una hoja rayada o cuadriculada tamaño A-4, pongan su nombre completo, año y sección, y luego escriban todo lo que recuerden de la obra que han leído durante las vacaciones. Escriban con letras grandes y claras porque yo no soy mago para adivinar lo que escriben. Ah… mientras más escriban, más notas tendrán.

Paulo César y los demás niños se pusieron a escribir lo "que recordaban" de la obra.

Al día siguiente, el profesor entregó las “evaluaciones” y Paulo César tenía dieciocho y al pie de su nota decía: “Felicitaciones, eres un buen lector”.

FIN

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¿Crees que hizo bien el profesor al dejar como tarea de vacaciones, la lectura de El Quijote de la Mancha, teniendo en cuenta que eran alumnos de 1º de secundaria?

Gracias por participar

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Manuel Urbina

prolector@hotmail.com

jueves, 17 de enero de 2008

LA ACTITUD POSITIVA HACIA LA LECTURA: UN GERMEN MARAVILLOSO

Era cosa muy frecuente, ver a mis antiguos profesores del colegio -la mayoría- venir con un libro bajo el brazo. Algunos usaban el tiempo de clases para leer un poco, otros leían en el cafetín y más de uno solía hablarnos del libro que estaba leyendo.

Muy pocas veces, les escuché un sermón sobre el acto de leer y su enorme importancia en el desarrollo de las facultades mentales de los alumnos. No era necesario porque ver leer a nuestros profesores era el mejor ejemplo para iniciarnos en la lectura y si alguno decía que leer era bueno, placentero y divertido, nosotros le creíamos totalmente.

Era normal que en nuestras mochilas hubiese una obra literaria recomendada la cual orgullosamente solíamos mostrarla, aunque no la hubiéramos terminado aún de leer.

Ver leer a nuestros maestros no nos convirtió en grandes lectores, pero lo que sí es cierto es que nos permitió tenerles cariño a los libros y a desarrollar una actitud positiva hacia la lectura.

Al respecto, en el informe del Estudio Internacional de Progreso en ComprensiónLectora (PIRLS), se dice: "La actitud positiva hacia la lectura puede situarse entre las características más importantes de un lector de por vida". (http://www.ince.mec.es/pub/pirlsmarcos.pdf)

Hoy en día, la gran mayoría de profesores se ha divorciado de los libros y no leen absolutamente nada, sin embargo, son los que más exhortan a leer. Qué poco conocen a los alumnos, ellos no son tontos y no les van a creer ni una sílaba si no aprendemos a predicar con el ejemplo.

Estamos a tiempo, empecemos a llevar un libro bajo el brazo.

Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com


lunes, 14 de enero de 2008

UN CUENTO PARA LOS PEQUEÑINES

Este es un cuento para niños de los primeros grados de educación primaria (aproximadamente hasta los 9 años) y para todos los adultos que no nos hemos olvidado de nuestro niño interior. El cuento cuando va dirigido a los pequeñitos debe presentar ciertas características como las que se pueden percibir:

- Texto corto (300 a 500 palabras)

- Oraciones y frases cortas (no usar muchas oraciones subordinadas)

- Diálogo entre los personajes (es más fácil la comprensión)

- Ilustrado (dibujos, caricaturas, mucho color)

- Legible (letras tamaño medio e interlineado 1,5 o doble)

- Leíble (de fácil lectura e interés inmediato)

- Temas recurrentes de la edad: príncipes, gnomos, fantasía, felicidad...

- Vocabulario previamente trabajado para no interrumpir la lectura

Comos se ve, no podemos olvidarnos de la competencia lectora de nuestros alumnos, es decir, antes de proporcionarles una lectura debemos leerla para saber si va a sintonizar con los intereses del niño. En el Perú, los Planes Lectores son un fracaso debido a que no se seleccionan adecuadamente los textos y entonces caen en saco roto, lo que se consigue es asustarlos y alejarlos de la lectura.

Ahora leamos este interesante cuento y saque usted sus propias conclusiones.

Gracias por leer



LA PRINCESA ALBA

- ¿Pero vos sabés la historia de la princesa Alba? – le dijo el gnomo Bhuhb a su novia Lhahl.

-No, no sé la historia de la princesa Alba – le contestó Lhahl muy prudentemente -. ¿Está buena?

- ¿La princesa Alba? Sí, todos los príncipes dicen que está buena.

De hecho, el problema de la princesa Alba es que uno se le había enamorado perdidamente y no sabía quién de todos los príncipes era el que le mandaba tantas cartas y tantas de esas flores todo el tiempo. ¡Y las flores se las mandaba en macetas!

Y sufría un poco porque pensaba que, al final, todo era sólo para poder casarse con ella y subir al trono del reino.

Había un príncipe, que era quien le mandaba las flores en maceta, que era un poquitín feo, y por eso es que él no se animaba (también era tímido) a acercarse a la princesa y decirle que era él quien le mandaba las cartas y las flores.

El príncipe se llamaba Teobaldo.

Alba no entendía del todo que pasaba. Ella amaba tanto las flores que no le gustaba que las corten y este enamorado se las mandaba en maceta.

Esto le gustaba mucho, así como las cartas que eran todas escritas con mucha cautela y mucha pasión.

Un día a la princesa Alba (que siempre se vestía de Azul Marino), se le ocurrió hacer una fiesta e invitar a todos los príncipes.

Ahí se iba a dar cuenta quién era el príncipe que tanto se concentraba en conquistarla.

Entonces se le ocurrió una idea genial: les pidió a todos los príncipes que llevaran flores a la fiesta para homenajear a las damas que iban a asistir.

Ocho días y ocho noches se tardó en preparar la fiesta. A mucha gente se invitó y finalmente, el día llegó.

Vinieron el Rey Topo con su hija Topa que tenía unas trenzas hechas con raíces.

Vino el Príncipe Encantado volando en una alfombra roja.

Vinieron muchos, todos con flores exóticas, de colores y de formas raras, con olores inexplicables (una flor olía a helado de limón), luminosas, transparentes, hasta que entró el príncipe Teobaldo (que era un poquitín feo). Él llevaba solamente una margarita en una macetita de mimbre.

Alba se le acercó, lo miró a los ojos y le dijo: "Vos sos el príncipe más hermoso de todos los príncipes".

Así fue que se casaron y tuvieron un vivero que fue famoso en todo el mundo.


FUNDACIÓN SÁNCHEZ RUIPÉREZ

http://www.bhuhb.org/cuentos/alba/calba.php

¿EXISTE LA FÓRMULA DE LA LECTURA?


Todos los días cientos de profesores buscan la fórmula perfecta para que sus alumnos se conviertan en buenos lectores y, por defecto, en buenos alumnos.

Desgraciadamente, esa fórmula o receta no existe porque para generar las habilidades lectoras en los alumnos es, en primer lugar, requisito fundamental que el profesor sea un lector medio o avanzado, de lo contrario, estaríamos hablando de un cirujano que hace cortes juliana en una cebolla, y por tanto, un profesor de lectura mínima es más probable que en vez de ayudar a fomentar la lectura, la empeore.

En segundo lugar, el profesor tendrá que informarse permanentemente sobre el tema porque no bastará solamente contar con su intuición y su buena voluntad para crear las condiciones y actividades en fomento de la lectura. Menos mal que hoy en día, gracias a la Internet el conocimiento se ha democratizado y es sumamente sencillo encontrar miles de hojas referidas al desarrollo de las habilidades lectoras tanto para nuestros alumnos como para nosotros mismo. Pueden entrar a cualquier buscador (Google, Yahoo, Altavista, etc.) y escribir frases como: COMPRENSIÓN LECTORA, LECTURA INFANTIL, ANIMACIÓN LECTORA, CONSEJOS PARA CREAR LECTORES, LECTURA Y COMPRENSIÓN, etc., e inmediatamente tendrán información muy buena, actualizada y a costo cero. No está demás decir que hay seminarios, congresos, maestrías, etc., sobre el tema.

En tercer lugar, si se han dado las condiciones anteriores, solo se requiere de mucha imaginación y harta creatividad para fomentar las actividades directas o indirectas que van a fomentar el hábito y el gusto por la lectura.

Entonces comprenderemos que recetas como “léele a tu hijos un cuento por las noches” o “si te ven leer ellos también van a leer” no son la solución para crear niños lectores. Leer y desarrollar el hábito por la lectura no dependen de estas recetitas que muchos se atreven a repetir y a propalarlas como la fórmula mágica. Leer es un acto complejo en donde van a intervenir cientos de condiciones para formar alumnos lectores. Aquí tenemos “solo algunas” de ellas y las demás, como señalé anteriormente, dependerán de su capacidad imaginativa y creativa:

1. Destinar un presupuesto mensual -por mínimo que sea- para la adquisición de libros infantiles y de acuerdo a la edad del niño.

2. Los cuentos clásicos como Cenicienta, El gato con botas, Caperucita roja, etc., (tan vistos en la TV) no deben ser los únicos que conformen la biblioteca. Generalmente, estos libros no despiertan interés porque ya los han visto; adquiera otros libros de cuentos que tengan ilustraciones, colores, letras grandes y que le llamen la atención.

2. Visitar -con frecuencia- bibliotecas y que los niños vean la cantidad de libros que existen y cómo los lectores lo adquieren y los leen.

3. Ir a las ferias nacionales e internacionales de libros y participar en las actividades que se presenten.

4. Dar el ejemplo de que leemos y disfrutamos, en el último de los casos al menos finjamos que nos gusta leer. Leer periódicos, revistas, cómics, etc., es una alternativa.

5. Tener paciencia porque no es fácil que el niño tome un libro y lo lea. Si al menos lo observa y lee un poquito será una muestra significativa de que nuestra labor empieza a dar frutos. No le exija ni le imponga una lectura, hágale un comentario sobre el texto y como decimos en nuestro lenguaje coloquial, “píquele el diente” y luego, comenten –amenamente- la lectura.

6. Es vital que el niño tenga su propio espacio de lectura. Se puede mandar a hacer un librero adaptado a su estatura. Si el niño mide 1.10 cm., su librero podría medir 1.40 cm. Es necesario que el niño pueda alcanzar todos los compartimientos en donde se encontrarán sus libros.

7. Los libros se colocan con la tapa frente al niño, no de lomo como los libros de los adultos. Verlos así les permitirá ver el título acompañado de los dibujos que son muy llamativos. Les despertará -en algún momento- la curiosidad y lo tomarán. Se puede colocar algunos juguetes o cosas que le interese mucho al menor.

8. Llevar a los niños -si hay la posibilidad- a los cursos-talleres de lectura en donde se les enseña técnicas y hábitos de lectura. El conocer a otros niños que leen y disfrutan de la lectura es una gran motivación y estímulo.

9. Pedir los consejos de un especialista en lectura tanto para la adquisición de nuevos textos, como para la elaboración y planificación de diferentes actividades.

10. Ir al colegio del niño y pedir información sobre las actividades exclusivamente lectoras que se está haciendo o se hará. Si el colegio de su niño no tiene -a la vista de todos- una biblioteca especializada infantil, siquiera con 50 títulos diferentes, tenga presente que allí su hijo no desarrollará el hábito lector.

11. La Iliada, La Odisea, La divina Comedia, Crimen y Castigo, Los Miserables, Romeo y Julieta, El Quijote de la Mancha, etc., son libros maravillosos y transcendentales, pero NO son adecuados para un niño. Es como si a su hijo pequeño, en vez de darle una bicicleta con sus dos llantitas de soporte le diera un camión de dieciséis ruedas.

A usted, amigo lector, le corresponde crear las otras actividades y verá que no son difíciles: use su imaginación. A propósito de esto, encontré una actividad muy ingeniosa que contribuye a fomentar la lectura:

Yo propongo a los profesores que en vez de poner cada día la fecha en la pizarra escriban un poema o un fragmento de una poesía. No obligas a que los alumnos lo lean pero lo leerán y les irá llegando”

(Emili Teixidor, diario El País).

Bueno, deseo que no me tomen a mal, pero eso de las fórmulas lectoras es una gran necedad que muy fácil se puede tumbar. Ser buenos lectores implica la inversión de tiempo, dinero y estudio. Empecemos por nosotros mismos y, por añadidura, nuestros alumnos desarrollarán sus habilidades lectoras.

Gracias por leer

Manuel Urbina

prolector@hotmail.com

sábado, 12 de enero de 2008

ESTE DURO OFICIO DE LEER Y ESCRIBIR

San Agustín contaba asombrado que Ambrosio, el obispo de Milán, «cuando leía, sus ojos corrían a lo largo de la página y su mente percibía el sentido, mas la lengua y la voz se quedaban inmóviles». Y es que esto de leer en silencio, ensimismado, no era lo habitual; lo corriente era la lectura en voz alta. Siglos después, la imprenta impondrá una cultura tipográfica que aumentará la alfabetización y posibilitará lo que Roger Chartier llama la «emergencia de la conciencia», es decir, el poder dar vueltas y repensar un texto con eso que se ahora se llama la lectura reflexiva, y que es justamente lo que más promueve la ciudadanía: la capacidad crítica.

Pero San Agustín nos cuenta también, con la misma perspicacia, que sus padres le pusieron en la escuela para aprender cosas que le parecían 'totalmente inútiles' y que desatendía por afición al juego, encontrando el castigo como única respuesta: «nos castigaban porque jugábamos; sin embargo, ellos hacían exactamente lo mismo que nosotros, aunque sus juegos recibían el nombre de 'negocios'» . O sea, tenemos en esta descripción algo que hoy es archiconocido, sin necesidad de los datos del Informe Pisa: un escolar que se mueve torpemente en la lectura, porque a menudo aborrece lo que se le enseña; un sistema pedagógico anticuado en su respuesta, y una sociedad que se orienta al utilitarismo y declina su responsabilidad en formar a sus ciudadanos.

Nadie hace bien lo que hace contra su voluntad, ni leer y escribir son tareas per se cómodas o sencillas, a pesar de que se nos disfracen a veces con los entretenimientos propios de de una feria. Leer no es una feria, si acaso es una especie de fiesta, decía Laín Entralgo, pero una fiesta sobre todo 'interior', en la que activamos todos los mecanismos de nuestro cerebro, que debe comprender y apropiarse de un texto, sea un poema, el código penal o una carta. Otra cosa es que no sólo interioricemos el mensaje sino que podamos compartirlo, comunicárselo a otros, y en eso, claro, la lectura se convierte en un rito colectivo, como lo era la lectura en voz alta, que es por cierto la forma en que se difundió el Quijote entre capas de población semianalfabeta.

Esconder la dificultad de leer y de escribir no ayuda a desenmarañar el problema. En última instancia, no se trata de que aprendan a leer y escribir mejor para sacar 'mejores notas', en un test cualquiera, al modo de los que utiliza el Informe Pisa. Es al revés, y los psicólogos lo saben. Se trata de, como ansiaba San Agustín, unir el juego al estudio de una manera consciente, emparejando 'altos desafíos' y 'altas habilidades'. Es decir, si las habilidades que promovemos son bajas encontramos respuestas de apatía, aburrimiento, etc.; lo mismo ocurre si nos planteamos desafíos o experiencias de muy bajo nivel. La capacidad envolvente del juego, la concentración, la entrega a la tarea, se logra cuando unimos altos desafíos y altas habilidades, que no generan ansiedad o abandono, sino participación, en suma, experiencias gratas.

Se lee, se escribe no para sacar nota ni aplicar la gramática; se lee y se escribe para descifrar el mundo en que vivimos; para, como dice Dennet, contrastar, corregir y, por qué no, des-aprender muchas cosas que creíamos aprendidas. O sea, para reflexionar, extrapolar, reformular, haciendo a las personas más dialogantes.

Y en una sociedad en que la publicidad, la cultura mediática o el consumismo provocan un cierto estado de hipnosis, que narcotiza e insensibiliza a todos, claro está que leer y escribir es un duro oficio que poco tiene que ver con la llamada 'sociedad del bienestar', si se entiende por ello zapear pasando el dedo por un mando. Porque, como nos dice San Agustín de forma conmovedora en sus Confesiones, la sociedad de su época usaba métodos vanos en la enseñanza de la juventud, de forma que «no miraban ni atendían a qué fin podía yo ordenar aquellas letras que por fuerza me hacían aprender». Y, he aquí lo más grave, por este error de muchos chicos de no querer leer, los que pagarán más adelante sus consecuencias serán ellos mismos, en forma precisamente de una formación deficiente, de lo cual es responsable no la familia o el maestro o la biblioteca del pueblo, sino la sociedad en su conjunto, que no ha sabido entender aquel adagio clásico, «lo bello es difícil», y se ha entretenido en consentir y adormecer a sus niños y jóvenes por la vía de lo ramplón (o sea, con todo tipo de actividades banales), en lugar de despertarlos a toque de trompeta. La de la conciencia, que decía Chartier, claro.

ELOY MARTOS

Eloy Martos es coordinador del Seminario de Lectura de la Universidad de Extremadura


Este artículo ha sido publicado por el diario HOY
http://www.hoy.es/prensa

jueves, 10 de enero de 2008

LOS PERROS DE LA CALLE


Dos perros vagabundos se encontraron en un mercado y mientras iban olisqueando los paquetes de basura que los comerciantes habían dejado, conversaban. El perro más joven, que había visto a un hombre golpear a su hijito, le dijo:

- No sé por qué los humanos tienen actitudes tan opuestas, a veces son tan buenos que entregan su vida en nombre de la ciencia, de su patria, del amor; pero a veces actúan de la manera más cruel que no les importa el inmenso dolor que les pueden causar a sus semejantes.

-Tienes razón –le contestó el otro perro que era viejo- hace muchos años tuve un amo llamado Tato, era profesor de una universidad y al mismo tiempo pertenecía al cuerpo de bomberos voluntarios. Sus alumnos lo respetaban y lo querían bastante. Lo sé porque cuando era el Día del Maestro recibía cientos de llamadas; otros le traían libros, revistas, chocolates, cuadros, perfumes…, era un día de muchas visitas.

El perro joven que había estado escuchando atentamente interrumpió:

-Pero decías que tu antiguo amo, además, era bombero…

-Sí –respondió el perro viejo- y era uno de los más valientes. Cuando lo llamaban dejaba todo y acudía inmediatamente. En una ocasión, hubo un incendio descomunal y cómo había dos niños atrapados en el segundo piso fue a rescatarlos, a pesar de que la orden del superior era retroceder ante la amenaza de una fuerte explosión. Mi amo cubrió con su chaqueta antifuego a los dos niños y los sacó aunque él resultó con grandes quemaduras en la espalda. Yo estuve al pie de su cama todo el tiempo que duró su convalecencia.

El perro joven parecía esos niños que atentos disfrutan de las historias que les cuentan sus padres o sus abuelos. Levantó su peluda cabeza y dijo:

- Pero no me vayas a decir que este hombre tan bueno pudo hacer algo malo… no lo podría creer…

- Es cierto, parece imposible, pero es verdad –dijo el perro viejo- un día, la hija de mi amo llegó a casa muy asustada y temblando de miedo. En sus ojos negros se reflejaba el pánico y la incertidumbre por lo que le había ocurrido. Después de calmarse, contó que a una cuadra de la casa, un pandillero la había agarrado por el cuello y otros cuatro le habían tocado sus partes íntimas. Mientras gritaban como locos ella intentaba defenderse hasta que uno de esos desadaptados le tiró un puñete a la altura de la oreja izquierda que la dejó casi inconsciente.

Mi amo, furioso y obnubilado encendió su antiguo Toyota del 84 y arrancó por donde se habían corrido estos facinerosos; a los pocos minutos los encontró. Los muchachos, con la conciencia sucia por lo que habían hecho, corrieron por diferentes lugares. Mi amo solo tenía la opción de atrapar a uno y fue tras él. Su agilidad y fuerza le hicieron fácil atrapar a uno de ellos. Cogiéndolo por el cuello lo llevó hasta su carro y sin decir una sola palabra cogió una cuerda; le amarró las manos y las piernas al muchacho en un solo nudo. Destapó una botella de plástico en donde llevaba gasolina y, ante la mirada aterrada del joven pandillero, le roció el combustible por todo el cuerpo que se impregnó rápidamente en esa ropa abundante de invierno.

Los curiosos, sorprendidos, miraban desde sus ventanas y adivinando lo que iba a ocurrir, esperaban que termine quizá el justo castigo para estos chicos que a su paso van haciendo mucho daño a las personas más débiles e indefensas.

Encendió, con mucha habilidad, un palito de fósforo y sin detenerse siquiera una milésima de segundo lo arrojó al joven de mirada desorbitada. La noche se iluminó resignada y un grito tan aterrador, como esos que salen del alma, se fue apagando al mismo tiempo que los curiosos empezaban a sentir lástima por aquel jovencito carbonizado. Cuando llegaron los heroicos bomberos nada se pudo hacer; la policía, con toda tranquilidad, detuvo a mi amo.

Te das cuenta qué irónica es la vida; él, que luchó contra el fuego ahora lo aceptaba como su mejor aliado. Lo condenaron a diez años de prisión por homicidio agravado y sé que él no pidió clemencia porque era consciente de lo que había hecho.

-Y cuánto tiempo le falta para salir-dijo el perro joven, angustiado.

- Faltan dos años para que salga con libertad condicional y no sabes cuánto daría por estar todavía vivo para verlo –dijo el perro viejo con una enorme tristeza.

El perro joven sintió como suyas estas últimas palabras porque recordó su propia historia y haciendo un esfuerzo dijo:

-Y tú por qué no te quedaste en la casa con la señora y su hija…

- Cuando mi amo fue llevado a la cárcel, ellas se fueron a vivir a la casa de sus parientes; a mí me regalaron a una familia muy ocupada y en la primera oportunidad que tuve me escapé… y ya me ves… -respondió el perro viejo como despertando de un mal sueño.

El perro joven lamentó haber iniciado esta conversación porque ambos se sintieron tristes y ya no tenían ganas de seguir buscando comida entre las bolsas. Continuaron su camino, ahora como viejos amigos, sin decir palabra alguna.


Manuel Urbina

prolector@hotmail.com