jueves, 31 de julio de 2008

I CONGRESO LATINOAMERICANO DE COMPRENSIÓN LECTORA, HUANCAYO 2008


(En la foto: Edna Freitass, Brasil)

Finalizó el I Congreso Latinoamericano de Comprensión Lectora que se realizó en la ciudad de Huancayo. La delegación de Brasil fue la más numerosa y estuvo compuesta por más de 50 conferencistas de gran nivel, otras delegaciones fueron las de Colombia, Argentina, Venezuela, México, Ecuador y Perú.
Fue una semana intensa y productiva, que para suerte de todos, coincidió con la fiesta más importante del valle del Mantaro: la Fiesta de Santiago o de Tayta Shanti. Esta gran fiesta regional nos permitió, también, entender y conocer un poquito más sobre las costumbres y la idiosincrasia del poblador Huanca.
El tema recurrente fue sobre la comprensión lectora que afecta no solo al Perú, sino a toda Latinoamérica, excepto Cuba que desborda por mérito propio, y todas las ponencias y conferencias magistrales estuvieron dirigidas a ver cuáles eran las principales causas de este gran problema y, si bien, es un tema muy complejo, una de las conclusiones a las que pudimos llegar se refería a la falta de capacitación psico-lingüística por parte del docente que desconoce los procesos básicos que intervienen durante la lectura. Este desconocimiento hace que cada uno trate de hacer lo mejor desde su propia experiencia y, en consecuencia, muchas veces el remedio resulta peor que la enfermedad, pues de lo contrario no tendríamos los resultados que hoy tenemos. La solución, en este sentido, debe buscar la capacitación constante de los docentes en el área de la investigación científica para que sus enseñanzas sean provechosas y significativas.
Gracias infinitas a todas las delegaciones extranjeras por compartir con nosotros sus experiencias educativas y conocimientos de tan alto nivel y esperamos encontrarnos el próximo año en La Patagonia-Argentina.

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

jueves, 17 de julio de 2008

I CONGRESO LATINOAMERICANO DE COMPRENSIÓN LECTORA: Leer para producir más cultura. Del 21 al 25 de julio en el paraninfo de la Universidad del Centro

LUGAR Y FECHA
Se llevará a cabo del 21 al 25 de julio del 2008, en los Paraninfo de la Universidad Nacional del Centro del Perú y los talleres en las aulas de la Facultad de Pedagogía y Humanidades de la Universidad Nacional del Centro del Perú. La dirección es Km. 5 - Carretera Central - Situado al Este de la Ciudad de Huncayo – Perú

sábado, 5 de julio de 2008

EL LADRÓN DE MAZORCAS


Un campesino se dirigió a su chacrita para ver cómo iban creciendo los choclos que había sembrado hacía seis semanas. Subía y bajaba, bajaba y subía hasta que por fin llegó a su querido maizal. Inmediatamente se dio cuenta de que alguien había arrancando las mazorcas aún inmaduras y pequeñas de las partes más bajas de cada planta. Sintió mucha rabia y maldijo durante largo rato levantando la voz y haciendo gestos con todo el cuerpo como cuando se está peleando con alguien.

Cuando logró tranquilizarse se dirigió hacia el lado del río donde estaba la otra parte de su maizal, pero para su asombro las plantas se encontraban intactas, es decir, no habían corrido la misma suerte que las otras. El campesino pensó que quien había arrancado las mazorcas volvería tarde o temprano para hacer lo mismo con sus plantitas.

El hombre buscó la parte más alta de su terreno y allí hizo un hueco como de medio metro de altura por un metro de diámetro; toda la tierra que sacó la colocó alrededor del hoyo y encima colocó hojas y ramas secas de tal manera que nadie hubiera podido reconocer su escondite a simple vista. El campesino se introdujo en el hoyo y se sentó mirando hacia el lado del río. De rato en rato, se levantaba lentamente como para ver más allá de sus dominios y luego volvía a quedar sentado sin hacer ruido.

Llegó la noche y el hombre empezó a sentir mucho frío, se cubrió con su poncho, se puso el chullo debajo del sombrero y cada vez que sentía algún ruido se levantaba lentamente, pero no había nada. A la medianoche, el hombre se quedó profundamente dormido y despertó cuando las aves empezaron a cantar. Se levantó rápidamente y, con cierto temor, fue a ver las plantitas que estaban al lado del río. Se dio con la sorpresa de que las mazorcas de las partes bajas de cada planta habían sido arrancadas al igual que las otras, solo unas cuantas se habían salvado y empezó a contarlas una por una; en total se habían salvado trece plantas y, entonces, el campesino juró que esa noche no dormiría, pase lo que pase, y capturaría al ladrón de mazorcas que seguramente volvería para terminar su “labor”.

Rápidamente se dirigió a su casa y por la tarde regresó a su chacra. Llevaba en su alforja una cuerda delgada como de veinte metros de longitud, un paquete de hojas de coca y una botella de cañazo. Cuando llegó a su chacrita, era muy tarde y pronto se hizo de noche. El hombre volvió a su refugió y, como la primera vez, cada cierto tiempo se levantaba lentamente para ver lo que ocurría a los alrededores. Fueron pasando las horas y el campesino tuvo frío, entonces se cubrió con su poncho y tomó un trago de cañazo, luego tuvo sueño, entonces sacó de su alforja un puñado de hojas de coca y empezó a masticarlas una a una. Ya no tenía sueño, ni tenía frío, ni tenía hambre: estaba bien despierto y sus sentidos se empezaron a agudizar.

Esa noche, al igual que la anterior, había luna llena y desde su escondite podía divisar con toda claridad todo su maizal, especialmente la zona que daba hacia el río. Por momentos el aire le traía el olor refrescante de los eucaliptos y por otros, el olor de la arcilla mezclada con el barro. De pronto sintió el olor suave y dulce del maíz cuando madura y, en ese momento, escuchó el chasquido característico que se produce cuando se arrancan las mazorcas de la planta. El campesino levantó la cabeza lentamente y pensó que el momento de hacer justicia había llegado

El campesino pudo ver con mucha claridad al ladrón de mazorcas: era un niño desnudo como de ocho años que iba arrancando las mazorcas que estaban a su altura, pero extrañamente cada vez que se comía una mazorca su cuerpo reflejaba un brillo que solo se podía comparar con el de las estrellas. El hombre después de reaccionar, con mucho cuidado hizo un nudo corredizo en la cuerda y lo fue soltando poco a poco y con una agilidad felina saltó y corrió hacia el ladronzuelo quien al darse cuenta intentó escapar, pero ya la cuerda que había sido lanzada con mucha destreza lo inmovilizó.

El niño plateado, asustado, habló:

- Suéltame, por favor. No te preocupes por las mazorcas que he arrancando pues estas pronto volverán a crecer y serán más grandes. Tenia que comérmelas porque en sus granos hay un juguito blanquecino que es lo único que me puede dar fuerzas para volver al cielo y reunirme con mis hermanas las estrellas. Suéltame, por favor, campesino y te diré el secreto que te permitirá vivir muchos años.

El campesino que se había mostrado duro, de pronto sintió pena por la criatura y pensó que no era para tanto tenerlo atrapado y castigarlo por unas cuantas mazorcas que había arrancado y, sobretodo, habían sido arrancadas para comérselas y no para botarlas como lo hacen algunas personas. Lo soltó, con mucho cuidado, y le dijo:

-Es verdad que tenía mucha cólera y pensaba castigar al ladrón de mis mazorcas, pero como ahora sé que las necesitabas para volver al cielo, te perdono y perdóname tú por haberte asustado. Puedes arrancar todas las mazorcas que necesites para poder recuperar tus fuerzas y regresar con tus hermanas las estrellas.

El niño, sin perder tiempo, se apresuró a comer las mazorcas que necesitaba y su cuerpo nuevamente empezó a brillar, cada vez con más intensidad, luego se acercó al campesino y le dijo el secreto para que tenga muchos años de vida. Inmediatamente se elevó poco a poco y luego salió disparado como si hubiera sido arrojando por una honda de lana.

El campesino cogió nuevamente sus hojas de coca y continuó masticándolas, mirando el cielo y pensando en lo que había visto. Ya por la mañana, antes de volver a su casa, se dirigió a su escondite para cubrir ese hoyo que había hecho hacía tres noches. Se sorprendió cuando vio que las piedras eran blancas y brillaban como la Luna. Escarbó un poco y siguió encontrando más piedras plateadas: todo su maizal estaba lleno de ellas. Entonces una parte de su maizal lo convirtió en una mina de plata y se convirtió en un hombre poderoso y sabio, pero lo que más llamaba la atención a la gente del pueblo era cómo un hombre con tanta fortuna podía seguir sembrando granos de maíz.

FIN

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

miércoles, 2 de julio de 2008

LAS BRUJAS NO SOMOS BRUJTAS

Hace 28 años que me convertí en una bruja, perdón, quiero decir que me convirtieron en una bruja porque ser una bruja real no depende de una, sino del Consejo Promotor de Brujas. Yo tenía 14 años cuando aparecieron como enviadas del Cielo y me llevaron al otro lado de la montaña. A mi padrastro le cortaron la lengua por haberme dicho cosas muy feas y, además, le cortaron las manos por haberme golpeado sin piedad durante muchos años.

Fui feliz desde aquel día porque las siete brujas del Consejo fueron muy buenas conmigo y me hicieron olvidar los momentos desagradables que me tocó vivir. Las siete fueron como mis madres y me enseñaron todos los secretos de la brujería avanzada y no las he defraudado porque hoy soy una bruja muy activa y tengo en mi haber más de siete mil hechizos inventados por mí. El último hechizo lo inventé esta mañana: es un perfume que les permite a los gatos no ser detectados por el agudo olfato de los perros y como verás muchas brujas nos convertimos en gatos algunas veces y eso ya nos da más tranquilidad para husmear por diferentes lugares.

Mucha gente cree que las brujas son personas feas, horribles, detestables, repulsivas, pero es todo lo contrario. Las brujas son muy bonitas – es que sabemos hacer unos hechizos de belleza que muchas comprarían a cualquier precio- y, además, son muy tiernas, amables, cariñosas y odian la injusticia. Lo único que hasta ahora nadie ha podido hacer es preparar un hechizo que pueda convertir a las personas crueles en personas de buen corazón. Es mi gran sueño preparar ese hechizo, pero hasta ahora nadie lo ha conseguido, mientras tanto solo nos queda seguir intentando y preparar otros que ayuden a las personas a no ser víctimas de tanta maldad.

Somos seres demasiado sensibles, por eso el magnetismo de la luna llena nos inunda de alegría y salimos a volar en nuestras escobas alrededor de ella, desde la medianoche hasta el amanecer. Por eso cuando quieras vernos, observa fijamente la Luna y verás desde tu ventana unos puntitos que van moviéndose lentamente en círculos. Volar en la Luna es una experiencia que no la puedes encontrar en ninguna parte de la Tierra; ahora entiendes porque a las personas se les dice “Estás en la Luna” cuando no se acuerdan de nada o cuando parece que no están en la Tierra.

Antes de que me olvide, quiero decirte que esas mujeres viejas, horribles, que hacen maldades y que la gente las llama “brujas”, en realidad no son brujas ni deben llamarse brujas. El verdadero nombre de ellas es “brujtas” o “brutjas” de donde salen los términos “bruto”, “bruta”, es decir, “sin entendimiento ni compasión”. Por eso, mucha gente cuando escucha la palabra bruja, inmediatamente piensa en lo que serían las brujtas o brutjas, lo cual no somos nosotras ni seremos jamás. Nosotras somos brujas y nuestro nombre se origina del término “brujlas” que significa “orientadoras y salvadoras”, de allí que los marinos le llamaron “brújula” a ese aparatito que los guía en el día o en la noche y los lleva a salvo a su destino.

¿Y sabes a qué me dedico, cuando no hago de bruja? Aunque no lo creas, soy la directora de un colegio nacional, aquí en la Selva. Hay muchos padres que adoran a sus hijos, pero también hay muchos padres que maltratan a sus niños y cuando no cambian de actitud yo le aviso al Consejo Promotor de Brujas para que intervengan y salven a esas criaturitas y castiguen a sus desalmados padres. A los varoncitos les buscamos un hogar donde los quieran demasiado y a las niñas las adoptamos como a nuestras hijas y con el tiempo se convertirán en brujas buenas como yo, y a ti ¿cómo te tratan?

FIN

Manuel Urbina

prolector@hotmail.com