viernes, 25 de abril de 2008

LOS ALUMNOS QUE NO QUERÍAN LEER

El profesor Fernández, después de una hora, encontró un hermoso cuento en internet y pensó que sus alumnos disfrutarían, al igual que él, la lectura de aquella historia.

Anteriormente les había llevado las fotocopias -que él pagaba con su propio dinero- de otros cuentos que había "bajado" de la red y había visto que sus alumnos quedaban contentos y satisfechos con el cuento y con las actividades que acompañaban a la lectura.

Solo que esta vez el cuento que había seleccionado tenía 2016 palabras y su formato original era de seis páginas, 124 párrafos y 216 líneas. Normalmente solía bajar cuentos que no pasaban de 800 palabras y las imprimía en dos páginas de una misma hoja. Esta vez, el profesor Fernández pensó en el presupuesto que le significaría fotocopiar todo el material y, entonces, optó por editar todo el cuento que estaba en su computadora. Puso en negritas todo el texto y buscó las letras más pequeñas y lo redujo a su mínima expresión, de tal manera que las 2016 palabras cupieron en dos páginas.

Los niños recibieron las fotocopias del cuento La hormiga haragana, de Horacio Quiroga, y empezaron a leerlo. El profesor Fernández observó que a los pocos minutos, unos alumnos dejaban de leer y buscaban conversación entre ellos, otros movían la cabeza como si la lectura les provocase una jaqueca o aburrimiento. Esta situación era completamente inusual ya que en otras ocasiones los chicos se sumergían en la lectura y no se detenían hasta terminarla.

El buen profesor estaba sorprendido por la actitud que adoptaban sus pequeños alumnos y trató de encontrar la causa. Se hizo muchas preguntas hasta que creyó haber encontrado la razón por la que los alumnos se negaban a leer este interesantísimo cuento.

Mandó a detener inmediatamente la lectura y los alumnos suspiraron de felicidad. Recogió todas las hojas impresas y él mismo se dio la tarea de leerles el cuento, sin embargo, le costaba leer las palabras porque eran tan pequeñitas y, además, con un interlineado simple. A los pocos minutos, tomó una decisión: no seguiría leyendo y esa lectura quedaba suspendida hasta la siguiente clase.

El profesor Fernández pudo comprobar su hipótesis: los alumnos se negaban a leer porque el texto carecía de legibilidad. Necesitaba restituirlo a su tamaño original y editó, nuevamente, el cuento. Utilizó como fuente el tipo de letra "arial" tamaño 12 e hizo un interlineado de 1.5; inmediatamente tuvo 6 páginas que imprimó y mandó a fotocopiar para sus veinticinco alumnos. Pagó s/. 7.50 -otra vez de su bolsillo- y se preparó para la clase del día siguiente.

Esta vez los alumnos, quedaron sorprendidos porque nunca antes habían leído un cuento de seis páginas y les parecía mucho. Reconocieron el cuento e inmediatamente empezaron a leer. El profesor Fernández vio, con mucha tranquilidad, que todo volvía a ser como antes.

El cuento fue de agrado total y pudo realizar satisfactoriamente todas las actividades que había preparado en su sesión de clases.

Al terminar la clase, se dirigió al despacho del director y le contó lo que había ocurrido en sus dos últimas clases. A la siguiente semana, el colegio adquirió una fotocopiadora Minolta modelo 3050.

FIN


Gracias por leer

Manuel Urbina

prolector@hotmail.com

lunes, 14 de abril de 2008

¿CUÁL ES LO CORRECTO?: “INGRESÓ A…” O “INGRESÓ EN…”

Es muy usual escuchar frases u oraciones como: “Ingresó a la universidad”, “ingresamos a la discoteca”, “había ingresado otra vez al colegio”, etc., pero lo curioso es que hay “correctores con mucha experiencia y sin ella” que suelen dar cátedra del buen hablar e inmediatamente suelen hacer la “corrección” y, entonces, proclaman a todo pulmón: “No se dice ingresó a, sino ingresó en” porque el complemento de lugar exige la preposición “en” de acuerdo a las normas de la lengua española, bla, bla, bla…

Debe quedar claro para los que fungimos de correctores de que el habla no es impuesta por los miembros de la Real Academia Española, sino es impuesta por los mismos usuarios o hablantes del castellano sean de donde fueren y la RAE lo único que hace es legalizar ese uso hasta que nuevamente sea cambiado, si fuera el caso. De tal manera que en España se suele emplear la preposición “en” en los complementos de lugar, pero en Perú y en la mayoría de los países latinoamericanos se prefiere “a”, por lo tanto es correcto decir: “Ingresó a la universidad”, “ingresamos a la discoteca”, etc.

En conclusión debemos entender que la forma correcta de hablar una lengua está en función de la norma que adopta una comunidad lingüística y sí aún no está “legalizado” por la RAE ello no le quita su funcionabilidad. Recuerdo que un gran amigo solía mandar a hacer planas a los alumnos que le decían “profe” en vez de profesor: “No debo decirle profe a mi profesor”. Su argumento era porque no estaba permitido y yo le enseñé un diccionario en donde la RAE aceptaba “profe” como variante de “profesor”. Es más, le dije que el término “profe” indicaba afecto, confianza y hasta admiración, y no se podía condenar ello, por el contrario, era una forma de establecer empatía con los incomprendidos alumnos.


Gracias por leer

Manuel Urbina

prolector@hotmail.com

LOS CUENTOS INFANTILES MÁS FAMOSOS DEL MUNDO

Eleonora era la profesora principal de 3º grado de primaria y deseaba que sus pequeños alumnos desarrollen habilidades de lectura porque había leído y escuchado muchas veces que ello era vital para que los niños tengan éxito en sus estudios.

Había observado que sus alumnos no mostraban una buena actitud hacia los libros de texto ni a los libros de cuentos (Caperucita Roja, El Patito Feo, La Cenicienta, Pinocho, y Peter Pan) que ella había traído de su casa para crear una pequeña biblioteca.

Como no había una biblioteca en el aula, tuvo que improvisar y usó tres cajas forradas con papel lustre e hizo un módulo en donde colocó los libros de cuentos. Recordó que los libros siempre debían colocarse con la tapa completa mirando hacia el exterior de tal manera que en algún momento se logre el contacto visual entre el niño y el libro y esto llame su atención.

Los primeros días, los niños observaron los cuentos, pero no pasaban más allá de una página y en los días siguientes fueron ignorados totalmente. Eleonora, la maestra, muy sorprendida trató de averiguar la razón por la que los niños eran indiferentes ante estos cuentos que ella creía que eran la máxima expresión de la literatura infantil. No tuvo que investigar mucho porque los niños le comentaron que ellos ya conocían esos cuentos y, aún más, los habían visto en muchas versiones y varias veces en la televisión.

Eleonora, entonces, llevó otros libros: El sabueso asustadizo,El mundo mágico de los duendes, La rebelión de los juguetes, El Chibolo Pilas, No me gusta leer, y Melisenda.

Esta vez, sus alumnos corrieron hacia la bilbioteca y se peleaban por tener los libros. La profesora tuvo que realizar un sorteo para que los niños puedan escoger un título y llevarse el libro a casa.

Conforme iban retornando los libros, otros alumnos lo pedían y se lo llevaban.

Dos semanas después, Eleonora y sus dieciseís alumnos hicieron una reseña de cada libro y vio cómo todos sus alumnos querían participar para hacer sus comentarios.

Fue una hermosa clase y los niños, casi al unísiono, le pidieron a su maestra que les traiga más libros "de ese tipo". Eleonora se fue feliz a su casa. Esa noche, en sus sueños vio los rostros alegres e iluminados de sus alumnitos.


Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

miércoles, 9 de abril de 2008

NO QUIERO LEER LA ILIADA, PROFE...

Uno de los problemas más frecuentes en mi práctica profesional es encontrar las obras literarias adecuadas para mis alumnos de 3º, 4º y 5º de secundaria. Por ningún motivo, los profesores debemos asignar uno u otro libro si antes no lo hemos leído, además, de asumir la lectura como si fuéramos adolescentes y sentir el disfrute de la obra como ellos lo sentirían. No podemos recomendar un libro que no conocemos porque ello es, en la mayoría de las veces, una de las causas por las que el alumno se siente frustrado al no comprender ni disfrutar de la lectura y termina con el rechazo a las obras literarias.

No sé quién es o quién fue el "genio" que señala que los adolescentes deben leer obras como El ingenioso don Quijote de La Mancha, La Ilíada, La Eneída, La divina comedia, Crimen y castigo, Los Miserables, etc., etc. No es que estas obras sean malas; no, por el contrario son las obras más hermosas de la literatura universal, lo que ocurre es que son obras mayores y requieren de una literatura previa. Cómo se les puede asignar estar obras a los adolescentes, cuando ellos recién están saliendo del estadio de la literatura infantil y les espera la literatura juvenil.

Es un abuso lo que se hace con los estudiantes, pues se les quema sus etapas previas y ello da como resultado un país con deficiencia lectora. Si aquel "genio" o sus seguidores tuviesen razón, no figuraríamos como el último país lector en América y en el mundo. Al final, el alumno baja de internet un resumen, se lo aprende de memoria y como ni el mismo profesor a leído el libro en su totalidad termina siendo cómplice de aquel estudiante que termina odiando leer.


Por un minuto póngase en el lugar de un adolescente de 14 años y dígame si le interesaría leer un libro escrito hace más de 400 años y en un castellano en donde se nombran cosas y palabras que hoy no existen o no se usan y, además, aparecen palabras como "facer", "dixe", "per", "vuesa merced", etc. Y si a esto le sumamos la tarea de señalar el tema principal y los temas secundarios, la descripción de cada uno de los personajes, el género literario, la especie, la estructura del texto y otras por el estilo. ¿Tendría la motivación suficiente para leer?

Ahora veamos todo lo contrario, le interesaría leer un texto en donde el personaje es un muchacho enamorado de una linda chica a quien solo la ve desde lejos y que cada domingo juega en una liga de fútbol y que nunca conoció a su padre, pero presiente que aquel extraño sujeto que un día se acercó y le enseñó a patear el chanfle le resulta familiar. Y si a este libro le agregamos un lenguaje juvenil, fácil de entender, temas vinculados con su propia experiencia, 110 páginas, buena cubierta y muy atractivo... ¿Se animaría a leerlo?

Por favor, amigos, los profesores tenemos la obligación moral de hacer que los alumnos amen la literatura -y por defecto la lectura- y ello solo será posible en la medida de que se respeten las etapas de la literatura. No los podemos embarcar con las obras mayores porque sencillamente no es el tiempo todavía para leerlos. Queremos -de todo corazón- que lleguen a leer las obras de Dante, Homero, Víctor Hugo, Cervantes, Shakespeare, Vallejo, Arguedas, y que las amen, pero no imponerles cuando aún no están preparados. Es como si en vez de darles una bicicleta, le diéramos un camión de 16 llantas: al final van a salir contusos o finados.

Algunas obras para adolescentes:

Todos los futbolistas van al cielo, Pedro Badrán (Ed. Norma)

Templado, Jorge Eslava (Ed. Santillana)

Me dicen Sara Tomate, Jean Ure (Ed. Norma)

James y el melocotón gigante, Roald Dahl (Ed. Alfaguara)

Los Cretinos, Roald Dahl (Ed. Alfaguara)

Amigos robots, Isaac Asimov (Ed. Vicens Vives)

Florentino Supercochino, Jorge Eslava ( Ed. Alfaguara)

Sangre de campeón SIN CADENAS, Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Ed. Diamante)

Harry Potter, J.K. Rowling (Ed.Emecé)




Solo estamos sugiriendo, pero no se olvide: antes debemos leerlos…

Gracias por leer


Manuel Urbina

prolector@hotmail.com

lunes, 7 de abril de 2008

MARGARITA HOLZWARTH: "TENEMOS LA OPORTUNIDAD DE GANAR LA ETERNIDAD AL FORMAR LECTORES"


Margarita Holzwarth fue una de las expositoras más destacadas del I Congreso Iberoamericano de Lectura y Literatura, Arequipa 2008, tanto por compartir sus valiosas experiencias en el campo de la promoción de la lectura como por su sencillez y por su gran apasionamiento en cada una de sus participaciones.

Su ponencia muy bien realizada, que no fue leída sino más bien dialogada y retroalimentada en cada momento, trató sobre Los docentes como mediadores de lectura, y ello implicaba la presencia de un profesor lector al 100%, y de mente abierta que no vea en la lectura literaria el único camino de la práctica lectora, es decir, el alumno podría leer los temas que más le agrade y estos podrían estar vinculados al fútbol, al automovilismo, a la zoología, historia, etc., y ello de alguna manera lo podría acercar a la lectura literaria siempre y cuando el docente pueda dirigir estos gustos con las obras adecuadas.

Manifestó que para crear lectores es necesario invitar a leer a nuestros alumnos, contagiarles ese gusto, seleccionar las lecturas que respondan a sus gustos, crear espacios y circunstancias que motiven la lectura y, quizá, a pesar de ello no se logre convertir a todos los alumnos en lectores, pero que si logramos que algunos que se apasionaen por la lectura, entonces ya habremos ganado mucho. La labor del profesor es desarrollar ese potencial lector que hay en cada niño y, literalmente, al conseguirlo "ganamos el Cielo".

También habló de la importancia y características de la lectura en voz alta y en silencio; de la evaluación de textos que no solo busquen la extracción de datos, sino que lleven al desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo de alumno, pero no de una manera vertical, sino más bien de manera participativa y horizontal.

Finalmente, esta hermosa argentina, nos regaló la lectura del cuento El Punto y -aunque ella lo niegue- nos dio una cátedra de cómo se escoge un buen cuento y, también, cómo se debe leerlo. Mucha gente, entre ellos yo, se emocionó hasta las lágrimas porque ese cuento nos recordó que ser profesores es un oficio tan delicado que nos permite dejar marcas y huellas en nuestros alumnos y para ello hay que tener mucho cuidado.

Ojalá la tengamos nuevamente en el Perú, ¡te queremos, Margarita!


Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

Caza de Brujas: la censura en la literatura infantil

Desde hace bastante tiempo, posiblemente a partir de la creación de las primeras iglesias evangélicas en norteamérica, muchos estadounidenses libran una peculiar cruzada contra la inmoralidad, el pecado, la corrupción de las costumbres, el ateísmo, el comunismo... Bien mirado, parece que quedan pocas cosas a las que no se opongan estos mesiánicos adoctrinadores amantes de las fiestas del tupperware y de la comida rápida.

La educación de los niños es para ellos un tema especialmente delicado, quizá porque creen que a tan temprana edad no es posible desarrollar ningún tipo de pensamiento elaborado, y que durante la infancia lo único que se hace es repetir como loros conductas que se observan en el entorno. Guiados por este tan alto concepto de la niñez, atacan con virulencia cualquier libro que se ponga por medio, cualquiera, repito, con las más variadas de las excusas: vocabulario obsceno (la palabra "culo", por ejemplo), exceso de violencia (un niño le pega una bofetada a otro), inmoralidad (un personaje femenino con minifalda), vulgaridad (un pesonaje apático, o triste). Los ejemplos que cito no son en absoluto de mi cosecha, son citas textuales de protestas que se han producido en diversos colegios y municipios estadounidenses.

Quizá el caso más llamativo sea la calificación "S" de la lectura de la Biblia en algunos colegios, porque "contiene palabras e historias inapropiadas para niños de cualquier edad" (1992, Pasadena), o también por ser "obscena y pornográfica". Sin embargo, son innumerables, e igualmente ridículos, los casos en los que estos adalides de la nueva pedagogía han levantado la voz, cuando no alguno de los objetos que tienden a utilizar ante el más mínimo obstáculo, para pedir la prohibición (cuando no la quema) de determinados libros.

Entre las lecturas clásicas, encontramos, por ejemplo, que los cuentos de los hermanos Grimm fueron prohibidos a los alumnos de un colegio de Arizona, por su excesiva violencia, negativo tratamiento de personajes femeninos y connotaciones anti-semíticas. Los cuentos de Canterbury fueron también objeto de la ira integrista (Illinois, 1995), y fueron retirados de una escuela porque algunos padres consideraban que el contenido sexual de algunos pasajes no era apropiado para los alumnos. Los mismos argumentos que se utilizaron para descalificar El diario de Anna Krank en Virginia (1982). Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, "profana el nombre de Dios" (Florida, 1982). En la misma línea encontramos que 1984, de George Orwell, es una apología del comunismo (quién se lo iba a decir al autor, que incluso colaboró en la denuncia y persecución de militantes de izquierdas) y contiene escenas de sexo explícito. En los años 20 y 30, en las dictaduras alemana e italiana (para que no se diga que sólo vemos la paja en el ojo ajeno) fue prohibido La llamada de lo salvaje, de Jack London, por ser demasiado "extremista", e incluso fue uno de los libros quemados por los nazis. ¿No hay un cierto paralelismo entre la actitud de aquellos y los "defensores de la moralidad" de nuestros días? También en otra dictadura, en este caso la sudafricana, en tiempos del apartheid, se retiró del mercado Frankenstein, por "indecente, objetable y obsceno".

Uno de los casos más absurdos e irrisorios que se han dado en la literatura infantil es la retirada de "En la cocina de noche", de Maurice Sendak, de una biblioteca pública de Texas (1994), porque "el niño que aparece en las ilustraciones no lleva ropa y se le ven sus partes íntimas". La maravillosa medicina de Jorge fue retirado en Vancoucer (1995) porque el protagonista del cuento utiliza productos habituales en cualquier casa para preparar un brebaje. Las Brujas también fue tildado de apología de la hechizería y el satanismo.

Respecto al tema de la brujería y la magia, elementos tan presentes en los cuentos infantiles, los cruzados de la moralidad mantienen una postura totalmente rígida y represora: Harry Potter, el libro que ha seducido a millones de lectores en todo el mundo, es para ellos lo que Bill Gates para los informáticos, la personificación del mismísimo diablo. El hecho de que el personaje creado por J.K. Rowling haya obtenido un diploma en la escuela de brujería y magia, y que además sea el alumno más avanzado de la clase, constituye para esta gente un peligro, ya que los niños pueden entender que se recompensa la práctica de la hechicería con buenas notas y felicitaciones escolares. Es tan literal su concepción de la literatura, que Mark Filiatreau, uno de estos sujetos, ha llegado a afirmar que "Todo comienza con la imaginación", y también que "A medida que nuestros hijos van avanzando en los cursos escolares, pueden encontrarse con la oportunidad de explorar e investigar el mundo de la brujería y el satanismo. Harry Potter puede fácilmente ser un puente "imaginativo" que una estos dos peligrosos elementos".

¡Pero si hasta han llegado a prohibir el diccionario Webster's porque recogía términos que podían resultar ofensivos para los estudiantes! Pero, ¿cuáles son entonces los libros que recomiendan leer a sus hijos? Pues sí, lo que estáis imaginando, folletines baratos que podrían ser calificados de apología del integrismo religioso: niñas que descubren la fe en Dios paseando por verdes prados, niños traviesos que arden en las llamas del infierno, etc. Podéis suponer lo que sigue.

No obstante, y para ser justos y objetivos, también hemos de tener en cuenta que este afán censor y controlador no viene sólo de los grupos religiosos evangélicos norteamericanos. En el otro polo tenemos a los radicales defensores de la igualdad de las razas o del feminismo militante, que lograron prohibir en algunos colegios la lectura de "La cabaña del tío Tom" o "Huckelberry Finn", e incluso "Dr. Dolittle" porque en sus páginas podíamos encontrar expresiones que podrían ofender a minorías étnicas. Evidentemente estos comportamientos son igualmente condenables, y de hecho suponen un lastre para todo aquello que pretenden defender, pero creo que resulta menos peligroso pasarse de tolerante que de intransigente.

Lo peor de todo es que no estamos hablando en pasado, sino en el más estricto presente. Basta abrir los periódicos para ver a esta misma gente acribillando a balazos clínicas abortistas o pegando a sus hijos. Pero si algo hemos aprendido, de nuestros padres y de nosotros mismos, es que la letra, con sangre no entra. Y si leer a Twain, a Sendak o a Roald Dahl es pecado mortal, espero pasarme todo a eternidad en el infierno.


Escrito por Pablo Cruz
http://revistababar.com

sábado, 5 de abril de 2008

DE CARTA EN CARTA, UN CUENTO QUE ME HIZO LAGRIMEAR

De carta en carta, es un cuento escrito por la escritora brasilera Ana María Machado, ganadora del premio Hans Christian Andersen en el año 2000. Entre su producción figuran: Historia medio al revés (1979), El pequeño Pedro y su buey volador (1979), Del tamaño justo (1980), Érase una vez tres (1980), Mandingas de la isla Quilomba (1984), ), Al otro lado hay secretos (1980), Mandingas de la isla quilomba (1984), etc.

Este cuento trata de Pepe un niño que constantemente reñía con José, su abuelo, y viceversa. El niño al no poderle decir directamente a su abuelo lo que piensa de él decide escribirle una carta, pero al no saber escribir debido a que no va al colegio, acude a don Miguel, que era uno de los escribidores del pueblo, para que le redacte una carta a su abuelo José. Don Miguel le pide como pago que vaya al colegio y que le cuente cómo son las cosas ahí. El abuelo recibe la carta y como tampoco sabe leer, también acude a don Miguel para que le lea la carta y para que le escriba la respuesta. Estas situaciones se van repitiendo, pero don Miguel arregla algunas de las palabras para que cambien de significado. El niño tiene que ir al colegio para pagar su deuda y poco a poco empieza a gustarle el colegio y aprende a escribir. Sin embargo, lo más importante es que a través de las cartas logra dirigirse al Gobierno para que le otorgue una pensión a su abuelo.

El cuento tiene una estructura muy simple, pero desde el primer momento logra llamar la atención del lector. Sus personajes principales son tres: el nieto, el abuelo y el escribidor de cartas, don Miguel. Es una lectura de acción muy rápida: los hechos se suceden casi inmediatamente lo cual hace que el lector difícilmente se desprenda del texto. Las historias van sucediéndose con mucha coherencia debido a su buena trama que hace creíble toda la historia. Por otro lado, la historia nos habla, de una manera muy bien dirigida, sobre la importancia de saber leer y escribir como instrumentos para conseguir la reivindicación de los derechos básicos del ser humano. También, podemos advertir el rol de las personas con instrucción que deben orientar a las personas analfabetas como es el caso del niño que a pesar de tener edad para ir al colegio, no va, sin embargo, don Miguel logra que el pequeño vaya a la escuela y poco a poco va observando y apreciando la importancia que tiene el saber leer y escribir.

La injusticia es también un tema que se puede percibir, sin embargo, podemos deducir que muchas personas se sienten víctimas de muchos abusos del Gobierno y otras instituciones, sin embargo también es verdad que muchas personas son víctimas de su propia ignorancia, porque a veces desconocen sus derechos y no los reclaman. El abuelo logra que el Gobierno le dé una pensión por los años que trabajó y cotizó sus obligaciones, pero más por la voluntad del nieto que logra escribirle al Gobierno y por sus argumentaciones de lo que es la justicia –las cuales las ha aprendido en la escuela-. Don Miguel, el escribidor, también forma parte de esta cruzada para otorgarle la pensión al abuelo quien a pesar de sus años tiene que seguir trabajando aunque se siente muy cansado.

De carta en carta, es un cuento precioso, tierno y muy conmovedor: una gran obra de Ana María Machado. Quisiera disentir con la forma tan rápida con que suceden los hechos, pero creo que es una constante en las obras de esta escritora brasilera lo cual sería una característica más de sus obras que una deficiencia de sus cuentos. En conclusión: una gran obra que merece leerla, releerla y comentarla entre amigos, alumnos y familiares.


Gracias por leer


Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

¿ES SUFICIENTE CONTARLES UN CUENTO POR LAS NOCHES PARA QUE SEAN GRANDES LECTORES?

Todos los padres deseamos que nuestros hijos desarrollen habilidades y hábitos lectores. Es uno de los sueños que tanto deseamos, pero cada vez se ve -en la mayoría- el alejamiento y la distancia que toman frente a los libros. Las palabras que crean las más maravillosas imágenes están siendo reemplazadas por las imágenes que no permiten usar nuestra imaginación y fantasía. Hoy entre el niño y libro se interpone una pantalla insignificante, pero tan difícil de controlar.


Entonces, los padres no sabemos qué hacer y por ahí nos dicen: "Cuéntale un cuento cada noche y verás cómo tu hijo se convierte en un gran lector". ¿Será esto suficiente, para que el niño o niña pueda desarrollar ese hábito tan deseado y que trasciende en una excelente comprensión lectora?
No nos engañemos y que no nos sigan engañando porque ello no es suficiente. Con esto solo estaríamos subiendo un escalón cuando tenemos muchos por escalar, es decir, contarles o leerles cuentos claro que es importante, pero no es suficiente. Seguramente, usted amigo, habrá visto a mucha gente que compra un libro y lo lleva a todas partes, pero que no ha desarrollado la capacidad de sumergirse en la lectura comprendiendo y disfrutando de ella. Es que ser un lector competente tiene un precio que no se paga con solo leer un cuento y buenas noches.

En la última prueba de comprensión lectora, tomada por el Ministerio de Educación, el 84% de niños del nivel primario salieron desaprobados en una prueba que solo exigía competencias mínimas y básicas.
Tomemos consciencia del rol que jugamos en la formación lectora de nuestros hijos y no esperemos que las autoridades gubernamentales sean los encargados de darle solución a este problema porque para entonces nuestros hijos se habrán convertido en tatarabuelos.

¿Qué podemos hacer para subir la escalera completa?

1. Destinar un presupuesto mensual -por mínimo que sea- para la adquisición de libros infantiles y de acuerdo a la edad del niño.

2. Los cuentos clásicos como Cenicienta, El gato con botas, Caperucita roja, etc., (tan vistos en la TV) no deben ser los únicos que conformen la biblioteca. Generalmente, estos libros no despiertan interés porque ya los han visto; adquiera otros libros de cuentos que tengan ilustraciones, colores, letras grandes y que le llamen la atención.

2. Visitar -con frecuencia- bibliotecas y que los niños vean la cantidad de libros que existen y cómo los lectores lo adquieren y los leen.

3. Ir a las ferias nacionales e internacionales de libros y participar en las actividades que se presenten.

4. Dar el ejemplo de que leemos y disfrutamos, en el último de los casos al menos finjamos que nos gusta leer. Leer periódicos, revistas, cómics, etc., es una alternativa.

5. Tener paciencia porque no es fácil que el niño tome un libro y lo lea. Si al menos lo observa y lee un poquito será una muestra significativa de que nuestra labor empieza a dar frutos. No le exija ni le imponga una lectura, hágale un comentario sobre el texto y como decimos en nuestro lenguaje coloquial, “píquele el diente” y luego, comenten –amenamente- la lectura.

6. Es vital que el niño tenga su propio espacio de lectura. Se puede mandar a hacer un librero adaptado a su estatura. Si el niño mide 1.10 cm., su librero podría medir 1.40 cm. Es necesario que el niño pueda alcanzar todos los compartimientos en donde se encontrarán sus libros.

7. Los libros se colocan con la tapa frente al niño, no de lomo como los libros de los adultos. Verlos así les permitirá ver el título acompañado de los dibujos que son muy llamativos. Les despertará -en algún momento- la curiosidad y lo tomarán. Se puede colocar algunos juguetes o cosas que le interese mucho al menor.

8. Llevar a los niños -si hay la posibilidad- a los cursos-talleres de lectura en donde se les enseña técnicas y hábitos de lectura. El conocer a otros niños que leen y disfrutan de la lectura es una gran motivación y estímulo.

9. Pedir los consejos de un especialista en lectura tanto para la adquisición de nuevos textos, como para la elaboración y planificación de diferentes actividades.

10. Ir al colegio del niño y pedir información sobre las actividades exclusivamente lectoras que se está haciendo o se hará. Si el colegio de su niño no tiene -a la vista de todos- una biblioteca especializada infantil, siquiera con 50 títulos diferentes, tenga presente que allí su hijo no desarrollará el hábito lector.

11. La Iliada, La Odisea, La divina Comedia, Crimen y Castigo, Los Miserables, Romeo y Julieta, El Quijote de la Mancha, etc., son libros maravillosos y transcendentales, pero NO son adecuados para un niño. Es como si a su hijo pequeño, en vez de darle una bicicleta con sus dos llantitas de soporte le diera un camión de dieciséis ruedas.

No he pretendido dar una fórmula para desarrollar lectores competentes, seguramente habrá muchos y mejores recursos, sino entrar en la reflexión y en el análisis propio de nuestra práctica cotidiana que es el desarrollo de la competencia lectora de los niños.

Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

viernes, 4 de abril de 2008

"VASO DE AGUA" ES UN EXPRESIÓN CORRECTA

Es frecuente escuchar "vaso de agua" con el significado de "vaso que contiene agua", y lo más curioso es que la gran mayoría rechaza y corrige esta frase porque cree que lo correcto debe ser "vaso con agua". Y siguen creyendo que no se debe decir "vaso de agua" porque los vasos no se hacen de agua, sino de vidrio o de plástico.

Sabemos que las preposiciones (a, ante, bajo, con, de, desde...) "adquieren" un significado de acuerdo con el contexto, es decir, por sí solas no denotan un significado específico. En el caso de "vaso de agua", el significado que adquiere la preposición "de" es de "medida o cantidad", entonces al decir "dame un vaso de agua" estamos pidiendo "agua" en la "medida de un vaso"; en otros términos: el "vaso" no me interesa, me interesa el agua, pero en la cantidad de un "vaso". Por esta razón solemos pedir o decir: "un tarro de leche" (a nadie se le va a ocurrir que los tarros se hace de leche y no de lata), "una bolsa de cemento", "una cucharada de sal", "media taza de agua"; como vemos, en estos casos el significado de la preposición "de" es el de medida o cantidad.

Es tan cierto que la preposición adquiere un significado en el contexto que decir "vaso de agua" también podría interpretarse como "un vaso exclusivo para tomar agua", al igual que existe "vaso de jugo o vaso juguero", aunque no digamos "vaso aguatero".

Observe cómo la preposición "de" va adquiriendo diferentes significado en el contexto:

vaso de cristal (materia prima)
vaso de cerveza (exclusividad)
vaso de mi prima (pertenencia)
vaso de juguete (función)
vaso de Tailandia (lugar de procedencia)
vaso de adorno (función)


Al decir "dame un vaso con agua", lo cual también es correcto, lo que estamos pidendo es un vaso que contenga agua solo que no especificamos la cantidad, pues bastaría que contenga unas gotas "de" agua para decir que ya es "un vaso con agua". Por esta razón todo "vaso de agua" siempre será "un vaso con agua", pero no al revés.


Lo curioso es que cuando se les pregunta a "los correctores" que no aceptan -por su ingenuo desconocimiento- la expresión "vaso de agua", éstos dicen que es incorrecto porque el profesor de lenguaje así les había enseñado. Entonces, ya sabemos de dónde viene el problema y ahora nos toca hacer la aclaración.

Finalmente, siempre he creído que el fin del lenguaje es la comunicación y si el emisor y el receptor se expresan en los términos que crean conveniente y logran entenderse a la perfección, entonces ya nada tenemos que hacer.

Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

miércoles, 2 de abril de 2008

NO MATEN LA LECTURA A ORTOGRAFIAZOS

Los niños cuando llegan al primer grado de primaria se inician, formalmente, en la enseñanza de la escritura y lectura. Es en el colegio donde aprenden a escribir sus primeras palabras. El hecho de conocer un nuevo código de comunicación hace que se sientan estimulados por escribir a las personas más cercanas de su entorno: padres, abuelos, hermanos, amigos, profesores. Qué bueno que los alumnitos escriban cartas, notas o diarios porque encuentran que la escritura tiene una aplicación práctica y necesaria.


Sin embargo, muchos de esos pequeñitos irán perdiendo el interés por seguir escribiendo debido a la torpeza equina de más de un profesor o profesora que empezará a tachar con una gran cruz sobre la palabra que el niño escribió incorrectamente por un desconocimiento propio de su edad o el otro que empezará a colocar unas tildes enormes y despiadas sobre la vocal de la palabra. Y no solo esto, algunos criminales de la enseñanza le mandarán como castigo hacer las planas (escribir 100, 200... veces la misma cosa) por haber confundido la letra "s" por "c", o "b" por "v", por no haber colocado la tilde, por no haber usado el color rojo en la primera letra de la oración, por haber borrado y escrito, o por no sé qué otra nimiedad más que se inventan.


Acaso no se dan cuenta que no están dejando una tarea, están dejando una tortura porque no hay nada más estúpido e injusto que tener que hacer durante horas la maldita plana como si con ello el niño va a aprender a escribir correctamente. Con eso conseguimos que al niño le salgan callos en el dedo índice y que empiece a odiar
con toda su alma todo aquello que signifique escribir palabras. Qué diferencia cuando escribe números porque ahí no existe el 1 en mayúsculas o el 2 en minúsculas o el 3 con tilde o el 40 con el primero número con otro color, ¿ven la diferencia?, la esencia de las matemáticas no se basan en cómo se escriben los números, sino en la capacidad operativa que lleve a desarrollar otras capacidades mentales. Así también la enseñanza de la escritura tiene como objetivo fundamental el desarrollo de la capacidad comunicativa a través de lo que signifique leer y escribir. La ortografía se aprende durante el mismo proceso de aprendizaje y dura muchos años, incluso los profesores cuando envían notas a los padres presentan problemas ortográficos porque son tantas las palabras y siempre se escapará una por más experto que sea. No desperdicie miles de horas dedicadas a la ortografía, dedíquelas a fomentar la escritura libre y espontánea y que ellos compartan sus experiencias y el profesor observará cómo van mejorando su ortografía.

"Querida familia quiero que esten felices yo también los quiero mucho los estraño mucho yo estoy felis estoy muy bien mi diente ya cresio Soy felis cón la mamita Zeny estoy bién..." (Yvonne, 6 años)

Deje que sus alumnitos se inventen su propia ortografía, como “Te bas a entristar”, ya que ello no va en contra de lo que el niño va a aprender correctamente más adelante, tenga presente que esta es una etapa natural del aprendizaje de la escritura porque los niños escriben tal como suena y cuando no conocen la derivación correcta de la palabra (en triste - entristecer) usan el modelo que más usan o se lo inventan (alegre- alegrar). Claro que el profesor o profesora puede y debe corregir, pero no hacer de ello la esencia del curso.

Bernice E. Culligan, en “Leéme un cuento” (1992), señala los beneficios de la ortografía inventada:

Estimula al niño a entender qué es el alfabeto.

Alienta a los niños a escribir por su cuenta; no tienen que preguntar cómo se escribe una palabra: no dependen de los demás.

Permite que escriban cuentos más largos y de mayor colorido; pueden escribir todo lo que dicen; escribir más = escribir mejor.

Permite a los niños aventurarse más allá de las palabras que saben leer; no están limitados a escribir solo las palabras que pueden leer; les ayuda a aprender a leer.

Ayuda a que el niño asuma responsabilidades respecto de su aprendizaje; controla lo que escribe y cómo lo escribe; hace suyo el sistema de escritura.

Permite una extensiva práctica fonética; los niños ensayan los sonidos correspondientes a medida que escriben.

Motívelos a seguir escribiendo, se les puede dar temas como: “Mi primera vez en la playa”, “Un día en el circo”, “Mi mascota preferida”, "Mi libro de cuentos", etc., y estas composiciones se comparten, se publican, se hacen textos, se leen en voz alta y muchas otras actividades que forman parte de un aprendizaje realmente significativo.

No se olvide que nuestros alumnos tienen derecho a desarrollar su potencial creativo y comunicativo a través de la lectura y escritura. Así que si su alumno le escribe : "Felis navida mis la qiero mucho y qe dios la protega", siéntase doblemente feliz.

Gracias por leer

Manuel Urbina

prolector@hotmail.com