miércoles, 13 de agosto de 2008

CUANDO LOS LIBROS ATRAPAN A LOS NIÑOS




(Mil disculpas por la disposición de estas fotografías)
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Durante la realización del I Congreso Latinoamericano de Comprensión Lectora, adquirí en uno de los módulos de venta cuatro interesantísimos cuentos: Ratón y Vampiro se conocen, Ratón y Vampiro en el castillo (ambos de Yolanda Patin), El baile de los elefantes (Javier Miranda-Luque), y El cerdito que amaba el ballet (Chely Lima), los cuatro son de Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Los compré para mi hija Yvonne, de ocho años y -desde luego- para leerlos yo. Fueron muy entretenidos, ocurrentes, placenteros, y pensé que a mi hija también le iba a encantar. No me equivoqué, así fue, sin embargo, a los pocos días de mi regreso, llegaron unos familiares y para mi sorpresa, pude observar cómo los niños y niñas leían y disfrutaban de estos cuentos y otros que estaban en la miniblioteca de Yvonne. Para mayor sorpresa aún, me contaron los padres que a sus hijos no les gustaba leer y que lo que hacían ahora no era lo cotidiano, también compartían mi sorpresa. Entonces pude comprobar lo que más o menos intuía sobre lo que estaba ocurriendo.

En primer lugar la miniblioteca les había llamado la atención debido a la disposición de cada uno de los cuentos; todos aparecían con la carátula o portada expuesta casi a la altura de los ojos de los niños y al no tener ventanillas o puertas pudieron tomarlos sin ningún problema. A esta situación podríamos llamarla quizás "accesibilidad inmediata" (si hubieran estado de la forma tradicional solo hubieran percibido el lomo del libro o si estuviesen embolsados y sellados como en los supermercados no hubieran podido ir más allá de una simple mirada).

En segundo lugar, la calidad de la impresión, los dibujos impresionantes, la edición y diagramación impecables, todo esto llamó más la atención de estos niños (la paraliteratura). Por otro lado, el tipo y tamaño de las letras y el interlineado eran los más adecuados. A esto se le llama "legibilidad" (en comparación con los libros de escritura reducida y a veces la mala calidad del fotocopiado que le quita estética al cuento).

En tercer lugar, la facilidad de acceso a la lectura en sí, es decir, el tema o los temas respondían a los gustos e inquietudes de los niños (un cerdito que ama el ballet, un ratón que es asustado por un fantasma, un elefante sobrado que se enamora, etc.). A esta característica se le llama "lecturabilidad" (lo opuesto sería "aburrabilidad", y se produce cuando no revisamos el cuento o cuando no corresponde al rango de edades de los lectores).

Es muy posible que existan otras variables para incentivar la lectura de cuentos, leyendas, fábulas, mitos, etc., pero no podemos dejar de lado "la accesibilidad inmediata”, "la legibilidad" y "la lecturabilidad" en nuestra labor de promotores permanentes de la lectura. Es evidente que esto lo debe saber el docente, pero los padres quizá lo desconozcan; por esta razón, no solo se debe hacer docencia con los alumnos, sino también con los padres quienes se convierten en nuestros mejor aliados cuando los tomamos en cuenta.

El día sábado que estuve en la Derrama Magisterial me acerqué a la librería y pude encontrar estos mismos cuentos y otros más que los compré inmediatamente. El precio de cada uno era entre ocho y diez soles. Si saben de algún lugar donde pueda encontrar buenos cuentos, me lo hacen saber.


Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

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