Si voy a leer un texto argumentativo necesito, obligatoriamente, contar con herramientas de apoyo, pues de lo contrario prefiero no leer y realizar otra actividad o, simplemente, descansar. No es lo mismo leer un texto narrativo (una novela, un cuento, un mito, una fábula, etc.) que uno argumentativo (un ensayo, un artículo, una investigación, etc.), ya que existen muchas diferencias.
Podría leer una novela echado en la cama, en el sofá, en una hamaca o en cualquier lugar donde me sienta cómodo y hasta podría acompañarme por unas suaves notas musicales y algo para comer. Pero si voy a leer sobre un tema de investigación tengo que buscar una silla y una mesa, además de una buena iluminación y el menor ruido posible (aunque es inevitable) y, como dije al inicio, necesito herramientas para poder comprender el texto.
Estas herramientas, sin las cuales mejor me voy a caminar, son los plumones fosforescentes o resaltadores (mínimo dos colores), lápices o lapiceros, hojitas adherentes (pos-it). Es que leer un texto argumentativo no es nada sencillo, tenemos a un emisor (el que escribe) con mucho conocimiento sobre el tema, sin embargo, no puede usar la totalidad de esos conocimientos (fruto de muchos años de investigación) en su argumentación y supone que nosotros los receptores ya tenemos los conocimientos previos para entenderlo, pero cómo podría saber cuánto es lo que sabe el receptor, entonces si no estamos preparados podríamos perder el hilo del discurso.
Un buen lector es aquel que usa estrategias para poder llegar a comprender lo que dijo y lo que quiso decir el autor, entonces mientras leo puedo hacer lo siguiente:
Subrayar lo que me parece principal o lo que es de mi interés (con naranja o rosado), lo que es secundario o anecdótico (con verde) y lo que no marco es porque lo puedo procesar sin ningún problema o porque percibo que ello no es esencial y no vale la pena.
Sumillar o hacer un pequeñísimo resumen al margen del texto que voy leyendo; estas sumillas contienen palabras claves que me van a permitir evocar la estructura textual.
Organizar la información a través de mapas mentales, cuadros sinópticos, mapas conceptuales, etc. Lo puedo hacer en una hoja aparte o en un pos-it que lo adhiero en la misma página. Esta organización se hace más sencilla cuando se tiene la costumbre de sumillar.
Si realizo estas actividades, estoy manejando mis estrategias metacognitivas porque puedo monitorear mi proceso de comprensión, es decir, soy consciente de mis niveles de comprensión y si no comprendo como quisiera, entonces, dispongo de alternativas para autorregularme y usar otra estrategia que puede implicar la relectura del texto, la acentuación o énfasis en un párrafo determinado, darme unos minutos de descanso o dejarlo para otro momento.
Los lectores estratégicos realizan actividades antes, durante y después de la lectura y, como dije, monitorean su proceso de comprensión. Un lector de este tipo “apaga” la radio o la televisión porque entiende que ello le quita concentración y atención, o no se permite comer (aunque sean bocaditos) mientras lee. Maneja su tiempo de lectura (hace pausas cada cierto tiempo). Es consciente de lo que está realizando, incluso si tiene algún problema personal o familiar busca darle primero solución a ello antes que seguir leyendo.
Sé que nadie se vuelve lector estratégico de la noche a la mañana, sin embargo, si usted, amigo lector, fomenta entre sus alumnos el uso de los resaltadores ya sea en los libros de texto o en sus mismos cuadernos estará haciendo ya bastante. Indíquele el uso del naranja o rosado para lo que él “cree” que es lo importante y el amarillo para lo que “considera” secundario. No lo condene si no marcó lo que tenía que marcar, le recomiendo que lo más importante en esta etapa es darle la libertad de marcar según sus propias consideraciones, luego verá que ellos mismos se van dando cuenta y solos se corrigen. Después de ello, podrá motivarlos a realizar los sumillados y a organizar su información. El proceso puede ser lento, pero después verá hermosos resultados y obtendrá muchas satisfacciones.
Bueno, por ahora los dejo… voy a buscar una gaseosa y me voy a la terraza a seguir leyendo La ladrona de libros.
Gracias por leer
Manuel Urbina
martes, 16 de septiembre de 2008
lunes, 15 de septiembre de 2008
LEER EN ZIGZAG
Unos ciberamigos me preguntaban si era posible leer usando la técnica del zigzag; yo les contesté que sí era posible, "pero" que, en mi caso, lo utilizaba para buscar datos específicos en el texto, por ejemplo: nombres, fechas, frases relacionadas con el tema de búsqueda, etc.
Esta técnica de lectura consiste en deslizar los dedos de la mano, a una velocidad mayor de la que habitualmente leemos, por debajo de la línea de escritura y al llegar al final de ella se retrocede rápidamente hacia la siguiente y se continúa de la misma manera que al inicio. Estos movimientos se parecen a una "z" y de allí el nombre que se le asigna.
Para usar esta técnica debemos entender que hay dos formas de acceder a los significados de las palabras: 1) a través de la ruta fonológica o "indirecta", y 2) mediante la ruta visual o "directa". Si el lector sigue usando la ruta fonológica (cuando lee mira la palabra de izquierda a derecha y mientras la decodifica va escuchando su propia voz interna) este método de lectura no le será de gran ayuda, sin embargo, con un poco de práctica (leyendo en z) le permitirá ingresar a la ruta visual o directa.
En la mayoría de estudiantes aún prevalece el método fonológico como consecuencia del aprendizaje de la lectura desde las unidades menores a las más complejas: primero aprendimos las vocales, luego las consonantes, después se hicieron las combinaciones silábicas y desde allí construimos nuestros primeros sintagmas (grupos de palabras que representaban ideas), oraciones y proposiciones. Este método es ideal cuando se trata de lenguas transparentes (se escribe como se pronuncia) como es el caso del castellano, y uno de los libros que mejor refleja este concepto es el Coquito. Personalmente, me agrada este sistema de enseñanza, sin embargo, este método fonológico o indirecto se debe abandonar a partir de los 8 años y recurrir al método visual o "directo" (es hasta 100 veces más rápido que el indirecto) y, entonces, el concepto de velocidad lectora se convierte en un indicador para la comprensión de textos.
El método visual o directo consiste en percibir las palabras como si fueran un todo, imagínese por un momento un cigarrillo sobre la mesa y mírelo fijamente. Seguramente que usted está mirando el cigarrillo en su totalidad, no lo empezó a ver desde uno de los extremos, sino de manera integral. A este método también se le llama "gestáltico" debido a su naturaleza global. El lector no solo puede mirar una palabra en su totalidad, a través del entrenamiento (que no es nada difícil) puede percibir sintagmas, es decir, grupos de palabras que representan ideas y no palabras aisladas cuyos significados dependen del contexto. Este método le permite al lector enlazar sintagmas o ideas y, de esa manera, construir significados hasta llegar a la comprensión de la oración. Una de las grandes ventajas que da este método es que el alumno se ve obligado a aumentar su concentración y no se dispersa como cuando lee bajo el método fonológico.
Con toda humildad les puedo asegurar que si conseguimos que los niños abandonen la etapa fonológica y usen el método visual o directo, podremos estar seguros de que su comprensión aumentará notablemente. Hay ejercicios muy sencillos que se pueden hacer (me comprometo a presentarles algunos) y que no requieren de textos especiales ni grandes inversiones.
Volviendo al tema del método en zigzag, también lo uso en la lectura de textos narrativos (cuentos, novelas, leyendas, etc.), pero nunca en textos argumentativos, salvo que sea para hacer relecturas. También se puede utilizar para la lectura de periódicos y revistas.
Los saltos que se dan cuando se llega al final de la línea de texto puede ser de uno a diez renglones y ello dependerá de la práctica que se tenga y de la naturaleza de la búsqueda de información. Inténtelo línea a línea y luego, cuando usted lo desee, aumente los saltos. En http://www.lecturaveloz.cl/facs4.pdf podrá encontrar algunos ejercicios para esta práctica.
Gracias por leer
Manuel Urbina
Esta técnica de lectura consiste en deslizar los dedos de la mano, a una velocidad mayor de la que habitualmente leemos, por debajo de la línea de escritura y al llegar al final de ella se retrocede rápidamente hacia la siguiente y se continúa de la misma manera que al inicio. Estos movimientos se parecen a una "z" y de allí el nombre que se le asigna.
Para usar esta técnica debemos entender que hay dos formas de acceder a los significados de las palabras: 1) a través de la ruta fonológica o "indirecta", y 2) mediante la ruta visual o "directa". Si el lector sigue usando la ruta fonológica (cuando lee mira la palabra de izquierda a derecha y mientras la decodifica va escuchando su propia voz interna) este método de lectura no le será de gran ayuda, sin embargo, con un poco de práctica (leyendo en z) le permitirá ingresar a la ruta visual o directa.
En la mayoría de estudiantes aún prevalece el método fonológico como consecuencia del aprendizaje de la lectura desde las unidades menores a las más complejas: primero aprendimos las vocales, luego las consonantes, después se hicieron las combinaciones silábicas y desde allí construimos nuestros primeros sintagmas (grupos de palabras que representaban ideas), oraciones y proposiciones. Este método es ideal cuando se trata de lenguas transparentes (se escribe como se pronuncia) como es el caso del castellano, y uno de los libros que mejor refleja este concepto es el Coquito. Personalmente, me agrada este sistema de enseñanza, sin embargo, este método fonológico o indirecto se debe abandonar a partir de los 8 años y recurrir al método visual o "directo" (es hasta 100 veces más rápido que el indirecto) y, entonces, el concepto de velocidad lectora se convierte en un indicador para la comprensión de textos.
El método visual o directo consiste en percibir las palabras como si fueran un todo, imagínese por un momento un cigarrillo sobre la mesa y mírelo fijamente. Seguramente que usted está mirando el cigarrillo en su totalidad, no lo empezó a ver desde uno de los extremos, sino de manera integral. A este método también se le llama "gestáltico" debido a su naturaleza global. El lector no solo puede mirar una palabra en su totalidad, a través del entrenamiento (que no es nada difícil) puede percibir sintagmas, es decir, grupos de palabras que representan ideas y no palabras aisladas cuyos significados dependen del contexto. Este método le permite al lector enlazar sintagmas o ideas y, de esa manera, construir significados hasta llegar a la comprensión de la oración. Una de las grandes ventajas que da este método es que el alumno se ve obligado a aumentar su concentración y no se dispersa como cuando lee bajo el método fonológico.
Con toda humildad les puedo asegurar que si conseguimos que los niños abandonen la etapa fonológica y usen el método visual o directo, podremos estar seguros de que su comprensión aumentará notablemente. Hay ejercicios muy sencillos que se pueden hacer (me comprometo a presentarles algunos) y que no requieren de textos especiales ni grandes inversiones.
Volviendo al tema del método en zigzag, también lo uso en la lectura de textos narrativos (cuentos, novelas, leyendas, etc.), pero nunca en textos argumentativos, salvo que sea para hacer relecturas. También se puede utilizar para la lectura de periódicos y revistas.
Los saltos que se dan cuando se llega al final de la línea de texto puede ser de uno a diez renglones y ello dependerá de la práctica que se tenga y de la naturaleza de la búsqueda de información. Inténtelo línea a línea y luego, cuando usted lo desee, aumente los saltos. En http://www.lecturaveloz.cl/facs4.pdf podrá encontrar algunos ejercicios para esta práctica.
Gracias por leer
Manuel Urbina
jueves, 4 de septiembre de 2008
UNA GUÍA PARA MEJORAR LA VELOCIDAD LECTORA EN LA LECTURA ORAL
La velocidad lectora en la lectura en voz alta se puede mejorar a través de un programa que apunte hacia ese objetivo y para ello, en primer lugar, se debe tener como modelo de buen lector al docente del aula (modelaje), y en segundo lugar, se debe programar dos tipos de ejercicios: el primero está relacionado con la respiración y el segundo, con la articulación-entonación. Recuerde que para ser un buen lector no es indispensable tener una “buena” voz, es necesario entrenarse en la respiración y en la articulación-entonación.
EJERCICIOS DE RESPIRACIÓN:
Consiga los globitos más pequeños y haga que sus alumnos lo inflen haciendo presión del músculo diafragmático que se encuentra en el vientre. No deben inflar los cachetes o carrillos, deben separar los labios milimétricamente y hacer presión diafragmática.
Hacer abdominales fortalece el diafragma y permite controlarlo con más facilidad durante la lectura. También evita que nos duela la garganta de tanto hablar y, peor, si gritamos.
EJERCICIOS DE ARTICULACIÓN:
1. Trabalenguas: el éxito de los trabalenguas está en duplicar, triplicar, cuadriplicar… exagerar la articulación. Si no se exagera la articulación al máximo, no tiene sentido el practicarlo y el profesor tiene que ser el mejor ejemplo y el gran motivador (su propia motivación contagia a los demás).
2. Trabacuentos: se manda a construir cuentos muy simples pero usando una serie de sílabas como tra, tre, tri, tro, tru; cra, cre, cri, cro, cru, etc., y luego se leen abusando de la articulación: Veamos los siguientes ejemplos:
A. En la ciudad trueno había un tren llamado travieso al que se le rompió una rueda porque tropezó con un tronco que obstruyó el paso. Se puso triste y Patricio lo quiso animar tocando la trompeta.
B. En un charco de cualquier punto de Chechenia, había un chino y una chaqueta esperando la llegada de un chaparrón que venía de Cachemira. Ambos eran espías al servicio de un chivato chismoso. Para pasar inadvertidos leían un libro de chistes de Chicago. La chaqueta llevaba una mancha de chorizo en la manga derecha.
3. Lectura de textos dialogados: Los niños leen asumiendo el rol del personaje y enfatizan las entonaciones que se presenten. Para este ejercicio se necesita a dos niños como mínimo. Deben dramatizar su lectura con lo cual también se logra que se desinhiban y pierdan el temor a salir al frente.
Observe:
- Pedro, ¿me podrías decir la hora?
- ¡No me da la gana!
- Por favor… no seas malito… no quiero llegar tarde al colegio.
- ¡¡Ya te dije que no me da la gana!!
- Entonces, ¡nunca más te voy a leer un cuento!
- ¡Las siete y veinte!
4. Lectura de palabras inventadas: Se hace una lista de palabras (pueden ser 10, 20, o 30) que no existen como trofolis, gremies, fabrol, mertrafa, lionje, vilgabro, etc., y se procura que el alumno las lea en el menor tiempo y cada vez que empieza de nuevo lo debe hacer con una mejor pronunciación y en menos tiempo. Este ejercicio le permitirá mejorar su decodificación cuando lea palabras que son de su uso lingüístico.
5. Entonación razonada: Así le llamamos a unos ejercicios que consisten en leer oraciones interrogativas, exclamativas, enunciativas, dubitativas; se da mucho énfasis en la entonación y en la intención del hablante. Es conveniente que se creen oraciones en donde estén presente todos los signos de puntuación.
Ejemplos:
¡Quedan cinco minutos! ¡Llegamos tarde! ¡Date prisa!
En cuanto a lo que hablamos ayer, ¿aceptas o no la oferta que te hice?
Miguel, ¿ya sabes lo que vas a hacer este verano?
¿Ya sabes lo que vas a hacer este verano, Miguel?
¿Tú no te habías enterado todavía? Salió ayer en la prensa.
Es necesario que al docente se le ocurra otras estrategias que bien podrían ser utilizadas y, eso es lo que buscamos, que se atreva a crear otros ejercicios (y compartirlos en la red) y cada vez irlos puliendo hasta encontrar los ideales y mientras tanto, habremos formado a unos buenos lectores que nos darán las mayores satisfacciones cuando los veamos leer con una buena articulación y entonación.
Los dejo por ahora y espero que les sirva esta guía. Son las 23:53 en Perú y, por un momento, pensé que no iba a cumplir lo que les anuncié el día de ayer en el post.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
EJERCICIOS DE RESPIRACIÓN:
Consiga los globitos más pequeños y haga que sus alumnos lo inflen haciendo presión del músculo diafragmático que se encuentra en el vientre. No deben inflar los cachetes o carrillos, deben separar los labios milimétricamente y hacer presión diafragmática.
Hacer abdominales fortalece el diafragma y permite controlarlo con más facilidad durante la lectura. También evita que nos duela la garganta de tanto hablar y, peor, si gritamos.
EJERCICIOS DE ARTICULACIÓN:
1. Trabalenguas: el éxito de los trabalenguas está en duplicar, triplicar, cuadriplicar… exagerar la articulación. Si no se exagera la articulación al máximo, no tiene sentido el practicarlo y el profesor tiene que ser el mejor ejemplo y el gran motivador (su propia motivación contagia a los demás).
2. Trabacuentos: se manda a construir cuentos muy simples pero usando una serie de sílabas como tra, tre, tri, tro, tru; cra, cre, cri, cro, cru, etc., y luego se leen abusando de la articulación: Veamos los siguientes ejemplos:
A. En la ciudad trueno había un tren llamado travieso al que se le rompió una rueda porque tropezó con un tronco que obstruyó el paso. Se puso triste y Patricio lo quiso animar tocando la trompeta.
B. En un charco de cualquier punto de Chechenia, había un chino y una chaqueta esperando la llegada de un chaparrón que venía de Cachemira. Ambos eran espías al servicio de un chivato chismoso. Para pasar inadvertidos leían un libro de chistes de Chicago. La chaqueta llevaba una mancha de chorizo en la manga derecha.
3. Lectura de textos dialogados: Los niños leen asumiendo el rol del personaje y enfatizan las entonaciones que se presenten. Para este ejercicio se necesita a dos niños como mínimo. Deben dramatizar su lectura con lo cual también se logra que se desinhiban y pierdan el temor a salir al frente.
Observe:
- Pedro, ¿me podrías decir la hora?
- ¡No me da la gana!
- Por favor… no seas malito… no quiero llegar tarde al colegio.
- ¡¡Ya te dije que no me da la gana!!
- Entonces, ¡nunca más te voy a leer un cuento!
- ¡Las siete y veinte!
4. Lectura de palabras inventadas: Se hace una lista de palabras (pueden ser 10, 20, o 30) que no existen como trofolis, gremies, fabrol, mertrafa, lionje, vilgabro, etc., y se procura que el alumno las lea en el menor tiempo y cada vez que empieza de nuevo lo debe hacer con una mejor pronunciación y en menos tiempo. Este ejercicio le permitirá mejorar su decodificación cuando lea palabras que son de su uso lingüístico.
5. Entonación razonada: Así le llamamos a unos ejercicios que consisten en leer oraciones interrogativas, exclamativas, enunciativas, dubitativas; se da mucho énfasis en la entonación y en la intención del hablante. Es conveniente que se creen oraciones en donde estén presente todos los signos de puntuación.
Ejemplos:
¡Quedan cinco minutos! ¡Llegamos tarde! ¡Date prisa!
En cuanto a lo que hablamos ayer, ¿aceptas o no la oferta que te hice?
Miguel, ¿ya sabes lo que vas a hacer este verano?
¿Ya sabes lo que vas a hacer este verano, Miguel?
¿Tú no te habías enterado todavía? Salió ayer en la prensa.
Es necesario que al docente se le ocurra otras estrategias que bien podrían ser utilizadas y, eso es lo que buscamos, que se atreva a crear otros ejercicios (y compartirlos en la red) y cada vez irlos puliendo hasta encontrar los ideales y mientras tanto, habremos formado a unos buenos lectores que nos darán las mayores satisfacciones cuando los veamos leer con una buena articulación y entonación.
Los dejo por ahora y espero que les sirva esta guía. Son las 23:53 en Perú y, por un momento, pensé que no iba a cumplir lo que les anuncié el día de ayer en el post.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
miércoles, 3 de septiembre de 2008
MIDA LA VELOCIDAD LECTORA DE SUS ALUMNOS
A la velocidad lectora se la puede definir como el número de palabras leídas correctamente durante un minuto; pero como las palabras se pueden leer en silencio o en voz alta, las velocidades serán totalmente distintas según el tipo de lectura que se realice así como las formas de medirlas.
La lectura en silencio siempre será más rápida que la oral ya que los procesos involucran texto-ojo-cerebro y la forma de medirla es más compleja y sus resultados se basan más en la comprensión del texto que en el acto decodificador. Una buena velocidad para textos narrativos (novelas, cuentos, leyendas, mitos) oscila entre 250 y 400 p.p.m, y se puede leer a mayores velocidades, comprendiéndolo todo, en la medida que el lector realice un entrenamiento visual que le permitirá hacer fijaciones que abarquen más de una palabra al mismo tiempo. Esto permite que en vez de percibir palabras aisladas (cuyos significados siempre están contextualizados), puedan percibir en una sola fijación uno o más sintagmas (mínimas unidades que trasmiten ideas) por lo que el acceso al significado y la construcción se realiza asociando estas ideas o sintagmas, mientras que si la lectura es palabra por palabra el acceso al significado se desarticula con mucha facilidad y de allí que al final de la lectura se haya comprendido poco o nada.
La lectura oral o en voz alta es, en relación a la lectura silenciosa, menos rápida porque los procesos involucrados en la lectura aumentan: texto-ojo-cerebro-articulación-audición-cerebro, y para medir la velocidad de lectura se toma en cuenta el número de palabras leídas correctamente durante un minuto. Si el alumno leyó 50 palabras durante un minuto y en el transcurso se equivocó en 12 palabras (aumentó sílabas, las cambió, las suprimió, etc.) su velocidad lectora sería el resultado de las 50 palabras menos las 12 que leyó incorrectamente. El resultado sería 38 palabras por minuto, lo cual sería su velocidad lectora. Como se observa en esta medición se le da mayor importancia a la decodificación que a la comprensión en sí misma, sin embargo, se sabe que los lectores fluidos (además de pronunciar bien, hacen las entonaciones y pausas adecuadas) tienen un mejor nivel de comprensión.
Lograr que los niños de primer grado lean 50 p.p.m es un buen promedio; en segundo, 60 p.p.m; en tercero, 70 p.p.m; de cuarto a sexto, 80 a 100 p.p.m. Ya en la secundaria una buena velocidad de lectura oscilará entre 110 p.p.m a 150 p.p.m. Estas cantidades se pueden modificar en la medida que se realicen programas de entrenamiento que abarquen ejercicios de respiración, de articulación y lectura modelada (en el siguiente post publicaremos una guía de entrenamiento para mejorar la velocidad lectora en la lectura oral).
Calcular la velocidad de lectura es algo complejo, sin embargo, hoy existen alternativas que nos facilitan realizar una prueba que mida la velocidad lectora.
Alternativas:
1. ¿Cómo podemos saber la cantidad exacta de palabras que tiene un texto?
Es muy fácil, coloque el texto que va ha ser leído en WORD (Microsoft), déle un clic a ARCHIVO y busque la opción PROPIEDADES, luego ESTADÍSTICAS y encontrará el número exacto de palabras que tiene la lectura.
2. ¿Cómo saber la cantidad de palabras que ha leído durante un minuto?
Hay dos formas: la primera es realizar una serie de operaciones matemáticas (es complejo y lo diremos después) y la segunda, que es más práctica y muy eficaz para evaluar la velocidad lectora cuando la lectura es en voz alta. Consiste en escribir menos palabras en una línea y en la parte derecha colocar el número de palabras que van sumando.
Observe:
En un inmenso lago de África, (6)
llamado Victoria, vivía Pompeyo (10)
el hipopótamo. Él era un excelente (16)
nadador y desde pequeño había (21)
participado en varias competencias, (25)
en las que siempre quedaba en los (32)
primeros puestos. En el lago se (38)
estaba organizando un nuevo torneo (43)
y por supuesto Pompeyo se inscribió, (49)
al igual que otros hipopótamos que (55)
también vivían en el lago. (60)
(El texto continuará hasta que termine)
Nota: Por problemas de edición no puedo colocar los números más a la derecha, sin embargo, usted sí lo podría ejecutar desde su PC (en la foto superior hay un modelo)
De esta manera, cuando el alumno lea el texto, usted hace el seguimiento y puede marcar las palabras donde se cometan los errores de pronunciación y, al cabo de un minuto, podrá saber en qué línea se quedó y tendrá a la derecha la cantidad referencial. Finalmente, a esa cantidad le restará el número de errores cometidos y esa será la velocidad lectora de su alumno.
Recuerde que, realizar esta prueba solo nos da la velocidad lectora del alumno y que el objetivo es que el alumno, a través de un programa de entrenamiento (publicaremos una guía, el día de mañana) aumente su velocidad lectora con lo cual se estaría generando una variable que va a garantizar que el alumno comprende lo que lee.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
La lectura en silencio siempre será más rápida que la oral ya que los procesos involucran texto-ojo-cerebro y la forma de medirla es más compleja y sus resultados se basan más en la comprensión del texto que en el acto decodificador. Una buena velocidad para textos narrativos (novelas, cuentos, leyendas, mitos) oscila entre 250 y 400 p.p.m, y se puede leer a mayores velocidades, comprendiéndolo todo, en la medida que el lector realice un entrenamiento visual que le permitirá hacer fijaciones que abarquen más de una palabra al mismo tiempo. Esto permite que en vez de percibir palabras aisladas (cuyos significados siempre están contextualizados), puedan percibir en una sola fijación uno o más sintagmas (mínimas unidades que trasmiten ideas) por lo que el acceso al significado y la construcción se realiza asociando estas ideas o sintagmas, mientras que si la lectura es palabra por palabra el acceso al significado se desarticula con mucha facilidad y de allí que al final de la lectura se haya comprendido poco o nada.
La lectura oral o en voz alta es, en relación a la lectura silenciosa, menos rápida porque los procesos involucrados en la lectura aumentan: texto-ojo-cerebro-articulación-audición-cerebro, y para medir la velocidad de lectura se toma en cuenta el número de palabras leídas correctamente durante un minuto. Si el alumno leyó 50 palabras durante un minuto y en el transcurso se equivocó en 12 palabras (aumentó sílabas, las cambió, las suprimió, etc.) su velocidad lectora sería el resultado de las 50 palabras menos las 12 que leyó incorrectamente. El resultado sería 38 palabras por minuto, lo cual sería su velocidad lectora. Como se observa en esta medición se le da mayor importancia a la decodificación que a la comprensión en sí misma, sin embargo, se sabe que los lectores fluidos (además de pronunciar bien, hacen las entonaciones y pausas adecuadas) tienen un mejor nivel de comprensión.
Lograr que los niños de primer grado lean 50 p.p.m es un buen promedio; en segundo, 60 p.p.m; en tercero, 70 p.p.m; de cuarto a sexto, 80 a 100 p.p.m. Ya en la secundaria una buena velocidad de lectura oscilará entre 110 p.p.m a 150 p.p.m. Estas cantidades se pueden modificar en la medida que se realicen programas de entrenamiento que abarquen ejercicios de respiración, de articulación y lectura modelada (en el siguiente post publicaremos una guía de entrenamiento para mejorar la velocidad lectora en la lectura oral).
Calcular la velocidad de lectura es algo complejo, sin embargo, hoy existen alternativas que nos facilitan realizar una prueba que mida la velocidad lectora.
Alternativas:
1. ¿Cómo podemos saber la cantidad exacta de palabras que tiene un texto?
Es muy fácil, coloque el texto que va ha ser leído en WORD (Microsoft), déle un clic a ARCHIVO y busque la opción PROPIEDADES, luego ESTADÍSTICAS y encontrará el número exacto de palabras que tiene la lectura.
2. ¿Cómo saber la cantidad de palabras que ha leído durante un minuto?
Hay dos formas: la primera es realizar una serie de operaciones matemáticas (es complejo y lo diremos después) y la segunda, que es más práctica y muy eficaz para evaluar la velocidad lectora cuando la lectura es en voz alta. Consiste en escribir menos palabras en una línea y en la parte derecha colocar el número de palabras que van sumando.
Observe:
En un inmenso lago de África, (6)
llamado Victoria, vivía Pompeyo (10)
el hipopótamo. Él era un excelente (16)
nadador y desde pequeño había (21)
participado en varias competencias, (25)
en las que siempre quedaba en los (32)
primeros puestos. En el lago se (38)
estaba organizando un nuevo torneo (43)
y por supuesto Pompeyo se inscribió, (49)
al igual que otros hipopótamos que (55)
también vivían en el lago. (60)
(El texto continuará hasta que termine)
Nota: Por problemas de edición no puedo colocar los números más a la derecha, sin embargo, usted sí lo podría ejecutar desde su PC (en la foto superior hay un modelo)
De esta manera, cuando el alumno lea el texto, usted hace el seguimiento y puede marcar las palabras donde se cometan los errores de pronunciación y, al cabo de un minuto, podrá saber en qué línea se quedó y tendrá a la derecha la cantidad referencial. Finalmente, a esa cantidad le restará el número de errores cometidos y esa será la velocidad lectora de su alumno.
Recuerde que, realizar esta prueba solo nos da la velocidad lectora del alumno y que el objetivo es que el alumno, a través de un programa de entrenamiento (publicaremos una guía, el día de mañana) aumente su velocidad lectora con lo cual se estaría generando una variable que va a garantizar que el alumno comprende lo que lee.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
martes, 2 de septiembre de 2008
LECTURA VELOZ: LEA 2000 PALABRAS POR MINUTO
Seguramente usted, amigo lector, ha escuchado hablar de los cursos de Lectura Veloz o Lectura Rápida, y también es seguro que ha sentido curiosidad por saber cómo funcionan o cuáles son sus estrategias de enseñanza.
Estos cursos, si son correctamente enseñados, no tienen como objetivo principal que el alumno lea 2000 o 3000 palabras por minuto (si le prometen ello, desconfíe), sino que el alumno mejore la comprensión de textos y desarrolle hábitos de lectura. Si un alumno logra leer (y comprender) a una velocidad de 450 palabras por minuto, ya se le puede considerar como un lector avanzado ya que el promedio de lectura en un estudiante de secundaria bordea las 150 ppm, es decir, si el curso es bueno y la institución es seria, usted podría triplicar su velocidad lectora y comprender mejor los textos.
Si le ofrecen un curso de Lectura Veloz y le prometen velocidades industriales, haga algo sencillo: Busque un texto expositivo o argumentativo (no un cuento o similares) y léalo previamente, luego dígale al vendedor que le haga la demostración de su lectura a 2000 ppm (cosa que no lo van a hacer porque le van a poner mil pretextos para no leer) y que le explique lo que ha entendido. Si se da el caso, tome el curso lo más rápido posible.
Es frecuente que al interesado en el curso lo sometan a una evaluación gratuita para hacer un diagnostico sobre su nivel de comprensión y, resulta curioso, que todos los evaluados obtengan resultados “pésimos” en comprensión y, ¿sabe usted por qué? La respuesta es fácil: le hacen leer un texto de uso de especialistas en una materia (biólogos, filósofos, astrónomos, lingüistas, etc.) con lo cual usted no va comprender nada, porque para comprender un texto de ese tipo es necesario que el lector sea capaz de comprender ese vocabulario o lenguaje técnico (al especialista le ha costado mucho tiempo), además se requiere de la experiencia previa o investigación en ese campo especializado. Al final le hacen creer que su comprensión o la de su hijo es pésima y, por lo tanto, le generan una enorme ansiedad para tomar el curso. Vea usted esta lectura y trate de entenderla:
“Ahora, observen esto: la restricción tiende a provocar a un mismo tiempo la carestía y la baratura de mal género; la mala carestía porque disminuye la oferta; este es su fin confesado; y la mala baratura, porque también disminuye la demanda, puesto que da una falsa dirección a los capitales y al trabajo, y abruma a la clientela con trabas e impuestos; de modo que, en cuanto a los precios, estas dos tendencias se neutralizan; y he aquí, por qué este sistema que restringe al mismo tiempo la demanda y la oferta, ni siquiera realiza en definitiva esa carestía que es su objeto”.
Esta es una de las técnicas más sucias que utilizan los vendedores del curso, ya que el lector no podrá responder a las cinco o diez preguntas (más engañosas aún) y termina creyendo que el curso le dará la solución.
No se deje sorprender por los anuncios y casos que aparecen en donde fulano lee 4,500 ppm o mengano lee 6750 ppm; es mejor que usted averigüe sobre la credibilidad de la empresa y eso lo puede hacer colocando ese nombre en los buscadores de Internet. Si hay denuncias aparecerán en las pantallas porque la gente cuando ha sido estafada o engañada lo denuncia en páginas como www.apestan.com . Pregunte a, por lo menos, tres personas que estén haciendo o hayan hecho el curso sobre los resultados que ha obtenido con dicho curso. (Si alguien cree que puede leer 2000 ppm, en una primera lectura, yo lo invito a someterse a una evaluación en el lugar que desee y me comprometo a hacer un desagravio público en el caso que lo haga).
Personalmente, estoy convencido en la eficacia de los cursos de Lectura Veloz, cuando son bien enseñados y cuando la institución es seria y responsable, ya que la gran mayoría de lectores lee utilizando el sistema fonológico, es decir, cuando leen en silencio, miran la palabra de izquierda a derecha y la van pronunciando y la escuchan mentalmente. Tampoco son capaces de ver la palabra como un todo y mucho menos ver grupos de palabras (sintagmas de dos o tres vocablos) de una sola fijación visual, con lo cual desarticulan toda la información gráfica en la memoria de trabajo y ello impide la construcción de significados. Las escuelas de Lectura Veloz lo que hacen es “rescatar” al lector de su nivel fonológico y lo llevan a la lectura a través de la “estrategia visual o global” con lo cual el lector aprende a ver sintagmas o grupos de palabras y de esta manera pueden acceder a los significados con mayor rapidez. Leer haciendo fijaciones le permite al lector estar más atento y más concentrado en relacionar significados y realizar construcciones semánticas. Desarrollar la velocidad lectora es una de las variables más importantes para poder acceder a la comprensión de textos.
Hemos aplicado, un programa de Lectura Veloz a alumnos de primaria y secundaria y los resultados que hemos obtenidos son muy alentadores, por ello, manifiesto que sí son eficaces estos cursos, pero también me indigna que hayan “malas empresas” que solo busquen enganchar al alumno y le hagan pagar miles de dólares y a cambio no cumplan con desarrollar en ellos ni sus hábitos lectores, ni su comprensión total, y, en consecuencia mucha gente termine creyendo que la Lectura Veloz es una opción inútil.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
Estos cursos, si son correctamente enseñados, no tienen como objetivo principal que el alumno lea 2000 o 3000 palabras por minuto (si le prometen ello, desconfíe), sino que el alumno mejore la comprensión de textos y desarrolle hábitos de lectura. Si un alumno logra leer (y comprender) a una velocidad de 450 palabras por minuto, ya se le puede considerar como un lector avanzado ya que el promedio de lectura en un estudiante de secundaria bordea las 150 ppm, es decir, si el curso es bueno y la institución es seria, usted podría triplicar su velocidad lectora y comprender mejor los textos.
Si le ofrecen un curso de Lectura Veloz y le prometen velocidades industriales, haga algo sencillo: Busque un texto expositivo o argumentativo (no un cuento o similares) y léalo previamente, luego dígale al vendedor que le haga la demostración de su lectura a 2000 ppm (cosa que no lo van a hacer porque le van a poner mil pretextos para no leer) y que le explique lo que ha entendido. Si se da el caso, tome el curso lo más rápido posible.
Es frecuente que al interesado en el curso lo sometan a una evaluación gratuita para hacer un diagnostico sobre su nivel de comprensión y, resulta curioso, que todos los evaluados obtengan resultados “pésimos” en comprensión y, ¿sabe usted por qué? La respuesta es fácil: le hacen leer un texto de uso de especialistas en una materia (biólogos, filósofos, astrónomos, lingüistas, etc.) con lo cual usted no va comprender nada, porque para comprender un texto de ese tipo es necesario que el lector sea capaz de comprender ese vocabulario o lenguaje técnico (al especialista le ha costado mucho tiempo), además se requiere de la experiencia previa o investigación en ese campo especializado. Al final le hacen creer que su comprensión o la de su hijo es pésima y, por lo tanto, le generan una enorme ansiedad para tomar el curso. Vea usted esta lectura y trate de entenderla:
“Ahora, observen esto: la restricción tiende a provocar a un mismo tiempo la carestía y la baratura de mal género; la mala carestía porque disminuye la oferta; este es su fin confesado; y la mala baratura, porque también disminuye la demanda, puesto que da una falsa dirección a los capitales y al trabajo, y abruma a la clientela con trabas e impuestos; de modo que, en cuanto a los precios, estas dos tendencias se neutralizan; y he aquí, por qué este sistema que restringe al mismo tiempo la demanda y la oferta, ni siquiera realiza en definitiva esa carestía que es su objeto”.
Esta es una de las técnicas más sucias que utilizan los vendedores del curso, ya que el lector no podrá responder a las cinco o diez preguntas (más engañosas aún) y termina creyendo que el curso le dará la solución.
No se deje sorprender por los anuncios y casos que aparecen en donde fulano lee 4,500 ppm o mengano lee 6750 ppm; es mejor que usted averigüe sobre la credibilidad de la empresa y eso lo puede hacer colocando ese nombre en los buscadores de Internet. Si hay denuncias aparecerán en las pantallas porque la gente cuando ha sido estafada o engañada lo denuncia en páginas como www.apestan.com . Pregunte a, por lo menos, tres personas que estén haciendo o hayan hecho el curso sobre los resultados que ha obtenido con dicho curso. (Si alguien cree que puede leer 2000 ppm, en una primera lectura, yo lo invito a someterse a una evaluación en el lugar que desee y me comprometo a hacer un desagravio público en el caso que lo haga).
Personalmente, estoy convencido en la eficacia de los cursos de Lectura Veloz, cuando son bien enseñados y cuando la institución es seria y responsable, ya que la gran mayoría de lectores lee utilizando el sistema fonológico, es decir, cuando leen en silencio, miran la palabra de izquierda a derecha y la van pronunciando y la escuchan mentalmente. Tampoco son capaces de ver la palabra como un todo y mucho menos ver grupos de palabras (sintagmas de dos o tres vocablos) de una sola fijación visual, con lo cual desarticulan toda la información gráfica en la memoria de trabajo y ello impide la construcción de significados. Las escuelas de Lectura Veloz lo que hacen es “rescatar” al lector de su nivel fonológico y lo llevan a la lectura a través de la “estrategia visual o global” con lo cual el lector aprende a ver sintagmas o grupos de palabras y de esta manera pueden acceder a los significados con mayor rapidez. Leer haciendo fijaciones le permite al lector estar más atento y más concentrado en relacionar significados y realizar construcciones semánticas. Desarrollar la velocidad lectora es una de las variables más importantes para poder acceder a la comprensión de textos.
Hemos aplicado, un programa de Lectura Veloz a alumnos de primaria y secundaria y los resultados que hemos obtenidos son muy alentadores, por ello, manifiesto que sí son eficaces estos cursos, pero también me indigna que hayan “malas empresas” que solo busquen enganchar al alumno y le hagan pagar miles de dólares y a cambio no cumplan con desarrollar en ellos ni sus hábitos lectores, ni su comprensión total, y, en consecuencia mucha gente termine creyendo que la Lectura Veloz es una opción inútil.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
lunes, 1 de septiembre de 2008
LA CASITA EN EL ÁRBOL
Esta semana mi hija Yvonne (8) y mi sobrina Fátima (7) estrenaron la casita en el árbol. Nunca pensé que les iba a gustar tanto, a tal punto que estuvieron en ese lugar mágico casi todo el día del sábado y domingo. Subieron sus muñecas, sus diarios, sus libros y tuvieron como invitados a Presidente y Cimarrón, dos gatitos hermosos.
Verlas felices nos llenó de felicidad y entendimos que los niños necesitan un espacio para que se reencuentren con ese mundo lleno de fantasía que todos algún día soñamos. Las veíamos -sin que ellas se dieran cuenta- cómo hacían hablar a sus muñecas y cómo creaban diferentes situaciones tan llenas de imaginación, creatividad y de buen gusto.
Estas dulces imágenes me hicieron recordar aquellos días de mi niñez cuando junto a mis hermanos construíamos autos de carrera con bloques de ladrillos, trozos de madera y cosas que sacábamos de la cocina y de cualquier lugar de la casa. Con qué pasión conducíamos nuestros bólidos aunque ellos no se movían ni un centímetro, pero era tan maravilloso estar allí rugiendo al máximo y hacer movimientos acrobáticos. Ya por la noche, en mis sueños, ganaba la carrera.
Los adultos tenemos nuestro espacio de adultos y nuestros niños también necesitan tener el suyo; por ello, cuán importante es crearles un pequeño espacio en la casa, puede ser en el patio, en el jardín o en esa esquina a la que hemos convertido en un depósito permanente. También es bueno salir con ellos al parque de diversiones, a la playa, al cine, a las ferias, a la casa de los familiares, etc., y pasarla bien.
Quizá este tema no esté relacionado con LECTURA TOTAL, pero quise compartir esta alegría y esta sencilla reflexión con ustedes. Mil disculpas si he dicho más de lo que debía decir.
Gracias por leer
Manuel Urbina
Verlas felices nos llenó de felicidad y entendimos que los niños necesitan un espacio para que se reencuentren con ese mundo lleno de fantasía que todos algún día soñamos. Las veíamos -sin que ellas se dieran cuenta- cómo hacían hablar a sus muñecas y cómo creaban diferentes situaciones tan llenas de imaginación, creatividad y de buen gusto.
Estas dulces imágenes me hicieron recordar aquellos días de mi niñez cuando junto a mis hermanos construíamos autos de carrera con bloques de ladrillos, trozos de madera y cosas que sacábamos de la cocina y de cualquier lugar de la casa. Con qué pasión conducíamos nuestros bólidos aunque ellos no se movían ni un centímetro, pero era tan maravilloso estar allí rugiendo al máximo y hacer movimientos acrobáticos. Ya por la noche, en mis sueños, ganaba la carrera.
Los adultos tenemos nuestro espacio de adultos y nuestros niños también necesitan tener el suyo; por ello, cuán importante es crearles un pequeño espacio en la casa, puede ser en el patio, en el jardín o en esa esquina a la que hemos convertido en un depósito permanente. También es bueno salir con ellos al parque de diversiones, a la playa, al cine, a las ferias, a la casa de los familiares, etc., y pasarla bien.
Quizá este tema no esté relacionado con LECTURA TOTAL, pero quise compartir esta alegría y esta sencilla reflexión con ustedes. Mil disculpas si he dicho más de lo que debía decir.
Gracias por leer
Manuel Urbina
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