miércoles, 30 de enero de 2008

¿POR QUÉ SE QUEMAN LAS ETAPAS DE LECTURA ?


La literatura es una sola, sin embargo, debido a su margen de lectores, hoy las obras literarias se clasifican en: literatura infantil (para niños), literatura juvenil (para adolescentes y jóvenes). Sin embargo, no se habla de la literatura que continúa, si hay literatura infantil, juvenil, ¿cuál es la sigue? Es que acaso da miedo hablar de una literatura adulta, acaso no sería lo más adecuado y lógico. En todo caso, llámesele con otro nombre: literatura mayor, literatura total, etc., etc.

¿Un chico de 15 años podrá leer, entender y disfrutar la lectura de La divina comedia?, ¿tendrá la capacidad para apreciar la belleza de los versos endecasílabos en cada uno de los tercetos con rima consonante?, ¿dispondrá de los conocimientos para identificar a más de medio millar de personajes que vivieron en diferentes épocas?, pues ¡No!, y lo mismo ha de pasar con otras obras que hoy se pretende que el alumno las lea.

No quememos las etapas de la literatura; una lleva a la otra y la última puede regresar a cualquiera de las anteriores, pero no viceversa; es decir, un adulto que haya pasado por las tres etapas podrá leer una obra de la literatura infantil o juvenil, sin ningún problema. Pero no pretendamos que alguien sin haber pasado por la literatura infantil dé un salto inmediato a la literatura juvenil o a la literatura mayor.

Desgraciadamente, en el Perú los alumnos de primaria reciben muy poca literatura infantil (se cree que Pinocho, Pulgarcito, La Caperucita, etc., son suficientes), de tal manera que cuando pasan al nivel secundario reciben como tarea la lectura de obras mayores, en consecuencia, empiezan a detestar y odiar la literatura y la lectura. No olvidemos que Perú es uno de los países más pobres en lectura a nivel mundial y la razón es tan fácil de señalarla: no se respetan las etapas de la literatura.

Entonces es hora que los profesores del nivel primario empiecen a leer obras infantiles y que vayan buscando títulos interesantes que estimulen la lectura, así mismo, los profesores del nivel secundario deben leer obras juveniles y tener una relación de títulos para recomendar. Si cumplimos con estas etapas, entonces, no sería nada raro que un alumno de los últimos años de secundaria empiece a leer a García Márquez, Bryce Echenique, Dostoievsky, Víctor Hugo, Homero, etc.

Conocer las competencias lectoras del alumno nos lleva a seleccionar la obra adecuada y -soy testigo de ello- ver cómo ellos cambian su percepción de lo que significa leer una obra y cómo en cada clase te piden un nuevo libro para leer.


Gracias por leer

Manuel Urbina
prolector@hotmail.com

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