jueves, 27 de diciembre de 2007
CUANDO LOS PADRES SE COMPROMETEN
Feliciano Robles Blanco
Extraído del artículo El informe PISA y la lectura
http://www.kaosenlared.net
Feliciano Robles tiene 59 años es extremeño, ha vivido veinte años repartidos en en varias ciudades de la provincia de Barcelona (Terrassa, Manresa, Callús, Sant Boi) y actualmente reside en Sevilla, donde trabaja como Profesor de Instituto. Es Ingeniero Técnico y Licenciado en Ciencias de la Eduación.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
PELÍCULAS SUBTITULADAS, ¿ES TAMBIÉN LEER?
Si uno se pone a revisar los informes nacionales e internacionales que dan cuenta sobre las habilidades lectoras de los niños peruanos, nos daremos cuenta que hay mucho, mucho por hacer y aprender. Figuramos como últimos de entre los últimos y pareciera que nunca vamos a salir del hoyo (hace poco aparecimos en el puesto 131 en calidad de enseñanza primaria, y ¡¡eran 131 países evaluados!!), sin embargo, tenemos que reaccionar y generar una nueva cultura por la enseñanza y promoción de la lectura. Convirtámonos en soldados y luchemos desde la trinchera que nos toque en favor de una nueva educación que fomente el desarrollo de las habilidades lectoras desde los más pequeños hasta los adultos. Busquemos información actualizada y usemos el pensamiento crítico y reflexivo para dar nuestros aportes en favor de esta causa urgente, aunque estos sean pequeñitos, pero tal vez sean los granos de arena que se irán juntando.
Aquí va mi granito de arena:
Ya que los niños no leen porque no encuentran ningún tipo de satisfacción durante el proceso de la lectura (como consecuencia de una pésima estimulación lectora), podemos hacer que lean los subtítulos en castellano de su película favorita. Claro que el niño va a preferir que el audio sea en castellano porque es más fácil escucharlo en su propia lengua y, además, queda exonerado de realizar procesos mentales de creación e imaginación.
Mi hija al comienzo rechazaba los subtítulos, pero después de media hora ya estaba leyendo los subtítulos de
Sé, también, que mientras en otros países los Gobiernos y las autoridades competentes se preocupan por buscarles a los niños textos de alta calidad, nosotros solo podemos aspirar, por ahora, que nuestros niños lean aunque sean textos patéticos y absurdos. Que todo sea por el acercamiento del niño a la lectura, quizá sea la forma cómo los de mi generación –de los 80- se acercaron a la lectura a través de los cómics como Batman, El hombre araña, El Tío Rico, El Santo, Archie, Condorito, etc.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
SEBASTIÁN GERTRUDIX RESPONDE: ESTRATEGIAS PARA QUE LOS NIÑOS DE LOS PRIMEROS GRADOS DESARROLLEN UNA BUENA LECTURA
Hola, Sebastián:
"... A raíz del tema sobre la lectura oral, me gustaría saber qué tipo de estrategias empleas para lograr que los niños de
Hola, Manuel:
Te agradezco de nuevo tus palabras y paso a contestarte.
Yo no utilizo materiales predeterminados para la lectura con mis alumnos, ni tampoco insisto en que practiquen con ejercicios para tener una buena pronunciación y vocalización.
Trabajo el texto libre y la creación literaria, lo cual significa que ellos y ellas crean textos de todo tipo (experiencias de vida, cuentos, poesías, pequeños relatos inventados…), los traen a la clase y los leen ante los compañeros/as. De todos ellos elegimos uno que después es corregido por todos y pasa a formar parte del libro de la clase. Este texto es pasado por el autor a ordenador, se hacen fotocopias (después de una última corrección por mi parte) y se reparte un ejemplar para cada uno. Así se hace el libro de creación de la clase. Durante el curso se realizan otros libros, como el de “Cómo aprendí a subir en bicicleta”, “El libros de nuestros sueños”, “Lo que me da miedo”, “Lo que me cantaban o contaban para dormirme de pequeño”, “Poesías de Navidad”, etc.
Los textos que no son corregidos en clase, quedan escritos a mano y cada alumno/a va haciendo su libro personal de textos (una especie de diario) que es encuadernado a final de curso. Al acabar el curso, cada niño y cada niña se llevan a casa varios libros encuadernados. Son libros que nos han servido para leer significativamente y comprendiendo lo leído.
También tenemos organizado un turno de libros de lectura (biblioteca) que se llevan a casa cada 15 días, los leen y les hacen una sencilla ficha.
Otra actividad es que vamos leyendo un libro colectivamente y cada semana hay cuatro alumnos y yo que leemos unas cuantas páginas del mismo en voz alta; después hacemos un comentario sobre lo leído, escribo en la pizarra sus opiniones y las copian en un folio en el que también hacen un dibujo sobre el contenido de lo leído. Es una especie de teatro leído, ya que debemos hacerlo intentando transmitir la intencionalidad de los distintos personajes o situaciones.
Dado que no trabajo con libros de texto, toda la documentación que utilizamos, sobre todo del periódico, es leída en voz alta en clase por mí y por los alumnos y luego subrayamos, hacemos resúmenes, aclaramos el significado de palabras desconocidas, etc.
Yo estoy convencido de que lo fundamental para una buena lectura (oral, silenciosa, comprensiva) es que se trabaje con un vocabulario que esté construido por/con los alumnos o que sea comprensible para ellos. Si el vocabulario no es conocido, ni leeremos (aunque seamos capaces de oralizar) ni aprenderemos.
Durante mucho tiempo escuchamos las palabras que nos dicen los adultos, todas ellas plenas de significado y, cuando nos decidimos a hablar, intentamos reproducirlas dándoles también su correcto significado. Sería absurdo que para enseñarnos a hablar, los adultos utilizasen palabras que no forman parte de nuestro “círculo” familiar y social, no tendría sentido. Sin embargo, para leer, existen multitud de métodos editados, ignorando, la mayoría de ellos que los niños y niñas ya poseen un lenguaje, un vocabulario suficiente para entender la vida. ¿Por qué no se parte de él? Simplemente, porque eso no da dinero a las editoriales y, además, es un mal de cabeza para los maestros/as, que tenemos que ser más creativos y responsables de nuestro trabajo.
Yo pienso que lo fundamental es que los maestros y maestras leamos mucho en clase “para y con” nuestros alumnos y alumnas. Así nos aseguramos una permanente corrección y que lo entiendan todo. Además, si ven que nosotros leemos, que nos gusta leer, que lo hacemos motivados, también se aficionarán a leer; o, por lo menos, no se mostrarán reacios: yo lo compruebo permanentemente con mis alumnos.
Espero que te sean de utilidad estos comentarios.
Feliz Año Nuevo 2008.
Un abrazo.
___________________
Sebastián Gertrudix Romero de Ávila (España), es un maestro de enseñanza primaria; posee una vocación pedagógica comprobada y reconocida. Ha publicado varios libros y muchos artículos sobre lectura, matemáticas y pedagogía. Visiten su página y se sorprenderán: sebastiangertrudix.com
lunes, 24 de diciembre de 2007
¿CUENTOS PARA ADULTOS?
Siempre pensé que los cuentos eran historias cortas sobre temas ficticios o algo reales. Los cuentos que recuerdo eran breves, sin embargo, cuando algunos de ellos los veía en la televisión me parecían más largos y más divertidos. Por eso, al leer uno sabía que pronto acabaría y tendría que empezar el siguiente aunque fuesen temas totalmente diferentes. Me compraron los cuentos de Allan Poe, pero no estaba preparado aún para entenderlos, aunque me resultó agradable ver las ilustraciones que aparecían entre sus páginas. Claro que intenté leerlo, pero -a mis nueve años- cada página estaba llena de una serie de datos y descripciones que no me permitían llegar al tema principal, lo cual me desanimaba seguir leyendo (al acabar la secundaria leí El Gato Negro, y fue uno de los cuentos de terror que más me cautivó).
Años después descubrí que sí había cuentos más extensos e igual de fantásticos e interesantes como los que había conocido. Los "Cuentos de
Hoy, la gran mayoría de los niños y adolescentes peruanos no lee y una de las múltiples causas se debe a la inexistencia de un programa nacional de libros infantiles y juveniles que estén dirigidos a la edad o competencia lectora del alumno. Existe en casi la totalidad de profesores del nivel primario la cultura de no leer libros infantiles de tal manera -esto es de ripley- que los principales promotores de la lectura para niños son analfabetos literarios. Los grandes cuentos de la literatura infantil como Pinocho,
Es importante cultivar el hábito por la literatura infantil, el ser adultos no significa que hayamos perdido al niño que habita en cada uno de nosotros. Leer obras infantiles va a alegrar y entusiasmar a nuestro niño y a los niños que son nuestros alumnos. De esta manera podremos apreciar, analizar y recomendar un buen título y compartir una experiencia inolvidable.
No puedo terminar esta reflexión sin antes recomendarles unos libros extraordinariamente fantásticos con los que podremos cautivar a nuestro niño y a los niños. Se trata de las obras de Roald Dahl, y si no las han leído, prepárense para disfrutar:
Los Cretinos
Superzorro
James y el melocotón gigante
El dedo mágico
La maravillosa medicina de Jorge
El gran gigante bonachón
Las brujas
Charlie y la fábrica de chocolates
Matilda
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
sábado, 22 de diciembre de 2007
¡¡¡EXHIBAN LOS LIBROS, NO LOS ARCHIVEN!!!
Nunca he visto a un niño de seis, siete, ocho o nueve años deleitarse ante la enorme colección de libros de sus padres. Ver una centena de lomos de libros de diferentes tamaños no ofrece ningún atractivo por leer, ni por curiosidad -qué ironía- cuando sabemos que los niños son harto curiosos.
Cuando era pequeño me deleitaba visitar una librería que estaba muy cerca de nuestra casa. En su vitrina aparecían unos libros coloridos que me inmovilizaban corporalmente, pero que me hacían "alucinar" tan solo mirando las tapas. Estaba enamorado de un libro de cuentos en donde aparecía un enorme genio de piel celeste y cabellos largos, en cuyas manos aparecía un jovencito llamado Simbad. Recuerdo que junté todas mis propinas y compré aquel libro: fue una aventura inimaginable tener ese libro. Cuando dicen que el libro es un amigo, yo digo que es cierto.
Si queremos que nuestros hijos desarrollen habilidades lectoras tenemos que estimularlos desde muy pequeños. Podemos leerles o inventarles un cuento, cantarles una canción rimada como: "Un dedito chiquitito se llamaba Manuelito y el dedazo muy grandazo se llamaba el quesazo". Las canciones para nuestros hijos son una gran muestra de amor y ellos lo sienten totalmente.
Por otro lado, es importante crearles un ambiente pequeño y acogedor para colocar sus primeros libros de tapa gruesa y plastificada; posteriormente, sus libros de cuentos. Coloquemos los libros de tal manera que el niño pueda encontrarse visualmente con toda la tapa. Ellos serán seducidos por las figuras, los colores, los títulos y, finalmente, los van a aceptar y empezarán su maravillosa aventura por el país de la imaginación y la fantasía.
Démosle esa hermosa oportunidad.
Gracias por leer
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
viernes, 21 de diciembre de 2007
LECTURA RÁPIDA Y RENDIMIENTO ESCOLAR
Mabel Condemarín, Felipe allende, “La lectura: teoría, evaluación y desarrollo”, pág. 7, Editorial Andrés Bello, 1993, Chile.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Padres lectores, hijos lectores
Nuestros hijos son nosotros mismos en proyección. Por eso, nuestros familiares al percatarse de ello nos dicen constantemente: "Tiene los mismos gustos que tú", "Es tan soberbio como tú", "Es tan educada como su madre", "Es una gran lectora como tú"... Es verdad, nosotros somos sus modelos más perfectos que pueden existir y no hay padre o madre mejor. Nuestros hijos nos imitan porque significamos para ellos la máxima perfección.
Cuando nuestros hijos no leen más allá de lo que se les exige en la escuela es porque nosotros no estamos dando muestras de que leer es importante y agradable. Existen otros factores que pueden dificultar el desarrollo de las habilidades lectoras, pero -en mi experiencia- nunca he visto que en un hogar en donde los padres fomenten la lectura, los hijos no desarrollen ese gusto y la actitud favorable por leer.
Cuando leamos, no le pidamos a nuestros hijos que se retiren y nos dejen tranquilos, porque entonces el libro sería visto como un objeto distanciador al que se le da más importancia que a ellos. Podemos aprovechar ese momento para hacer un comentario sencillo e interesante de lo que estemos leyendo y buscarles un cuento o una historia para que lo lean o, sencillamente que nos acompañen. ¡¡¡Se sentirán tan importantes!!!
También podemos visitar librerías, bibliotecas, ferias de libros, imprentas, la sección libros en los supermercados, y comprar -no se olvide- algunos libros tanto para el menor como para nosotros.
Bueno, les dejo con este vídeo que dice mucho sobre lo que significa leer.
Gracias por leer
Manuel Urbina
viernes, 14 de diciembre de 2007
LA FLUIDEZ LECTORA
El término FL es un indicador que solo se aplica a la lectura en voz alta, en cambio, cuando la lectura es silenciosa o mental ya no se denomina FL, sino Velocidad Lectora (VL).
Según el informe propalado por una canal de televisión, los niños peruanos presentan una F L muy baja; lo normal es 60 p.p.m hacia arriba; por el contrario, en la mayoría de los niños no llega ni a la mitad.
¿Qué significa tener una F L baja?
Tener un F L baja es un indicador de que el niño aún no ha desarrollado sus habilidades lectoras mínimas, lo cual le lleva a tener una comprensión muy pobre. El leer lento trae como consecuencia la fácil desconcentración y atención por lo que la comprensión no se produce. Por el contrario, a mayor fluidez habrá mayor comprensión.
¿Por qué el niño tiene un F L mínima?
Cuando el niño presenta una F L pobre es porque no se ha desarrollado esta habilidad en el colegio y el responsable directo es el profesor o profesora de aula. El niño queda totalmente eximido de responsabilidad.
La F L se debe desarrollar durante los primeros grados de primaria, pero cuando se tiene a un docente incapaz, que no tiene nociones mínimas de lo que significa enseñar a leer se dan estos resultados. Estos docentes que no promueven el desarrollo de las habilidades lectoras presentan unas características bien marcadas:
,- Leen en voz alta pésimo, de tal manera que son los peores modelos que tiene el niño.-
- Le dan más importancia a la ortografía (tildes, mayúsculas, letras).
- Se preocupan porque el cuaderno este limpiecito y que se llene rápido.
- Son amantes del dictado ( palabras de ortografía complicada que el niño no usa en su realidad).
- Les apasiona dejar mucha tarea (los padres son los que tienen que hacerlo a la medianoche).
- Nunca llegan al colegio con un libro en la mano.
- Sus alumnos nunca los ven leer obras literarias ni científicas.
- Saben mucho de farándula y ven más de una novela.
- Culpan al niño y a su familia del fracaso lector.
La pobreza lectora del niño es el fiel reflejo de su docente; el hogar y la familia también son responsables, pero indirectos. Así que si quiere tener una idea de la calidad pedagógica y académica del profesor o de la profesora de su menor hijo, vea qué tanto le gusta leer a su hijo.
¿Cuáles son las alternativas para mejorar la F L?
En primer lugar el profesor debe ser un modelo de buen lector, es decir, debe conocer el tono que le corresponde a cada uno de los signos de puntuación. Una coma, por ejemplo, no es fundamentalmente una pausa breve, es un tono ligeramente ascendente (tonema de semianticadencia) al que le sigue una pausa si es que es necesaria, de lo contrario la pausa no se va a sentir. Entonces, los signos de puntuación no son en esencia pausas, sino tonos (suben, se mantiene, bajan…).
En segundo lugar, tienen que sacarse de la cabeza que la ortografía de la palabra no es el tema más importante de la clase. Vean, por el amor a Dios, que ese viejo procedimiento no ha dado resultados en la mejora de la competencia lectora de los niños. Ese tiempo empleado es un tiempo inútil y perdido. Enseñarles más normas ortográficas cuando son pequeños produce mayor confusión a lo poco que han podido aprender. Es más fácil aprender a escribir correctamente a través de la lectura.
En tercer lugar, se aplican ejercicios de respiración y articulación. Los trabalenguas son ejercicios excelentes para que el alumno ejercite, por exageración, su aparato fonador.
Leer trabacuentos que ellos mismos pueden hacerlos, y deben leerlos exagerando la pronunciación, no importa que se equivoquen, se puede convertir en un juego muy divertido:
“Un niño travieso, un día estuvo triste porque hizo una travesura. Había sido muy gordo y estaba muy triste. Para divertirse un poco cogió su trineo y se tiró por una colina y tropezó con una piedra y su trineo se rompió en mil pedazos. Su padre se lo había hecho con un tronco que trajo de la trituradora de madera. Se lo vendió un trabajador tremendamente grande. Se lo trajo el día trece.En el tremendo trompicón se tropezó su hermana con otra piedra. Era una traviesa niña con trenzas de color de trigo”.
Otro ejercicio, también sencillo es la lectura de textos dialogados, y también ellos pueden crearlos:
- Pepe, sabes… estoy recontra enamorado de… ¡Yesabela!
- Quién es Yesabela… No la conozco… A menos que…
- Yesabela es la hermana de mi mejor amigo. Es bonita, es dulce…, es tan graciosita que me muero de amor por ella.
- Ah… Ya la recuerdo… Es una chatita…, rubia con su plata…, de anteojos gruesos y brakets tipo ferrocarril…
Como ven, nosotros los profesores jugamos un papel muy importante en el desarrollo de la F L y somos el principal modelo que tiene el niño. Pidamos el apoyo de los padres para que lean con sus hijos, y seamos ante ellos portadores de estrategias, consejos y buenas noticias; no los clásicos acusetes que buscan que los niños sean castigados. Enseñarles adecuadamente es nuestra misión y nuestro mayor orgullo… ¡Vamos a cambiar!
Gracias por leer
Manuel Urbina
jueves, 13 de diciembre de 2007
UN CUENTO QUE NO ACABA
Había una mamá coneja que tenía muchos conejitos. Todos eran muy blancos. Y también, como todos los niños eran muy juguetones y un poquito locos. Así que siempre estaban jugando por el campo. Pero un día todo el paisaje apareció también blanco. ¡Había nevado!. y la mamá coneja, cuando fue a buscar a sus pequeños no los podía encontrar porque como eran blancos, se confundían con la nieve. Entonces fue a buscar pinturas y pintó a sus conejitos de todos colores. ¡Ahora sí podía verlos fácilmente jugando en la nieve blanca! Todo anduvo bien hasta que un día, al mirar al campo, no pudo encontrar nuevamente a sus conejitos queridos. ¡Había llegado la primavera con todo su esplendoroso colorido! Entonces llamó a sus niños y uno a uno los lavó y los volvió a dejar de su color natural, el blanco. Ahora los podía observar tranquilamente como corrían por el florido campo. Estaba muy feliz. Hasta que un día, pasado el tiempo... ¡volvió a nevar!... y este cuento vuelve a comenzar...
SU POBRE MENTE SE TRANSFORMA EN UN INÚTIL REFLECTOR...
Hemos aprendido algo primordial,
Algo que a los niños les hace mucho mal,
Y eso es que en el mundo no haya nada peor
Que sentarles ante un televisor.
De hecho sería muy recomendable
Suprimir del todo ese trasto abominable.
¿Para que le sirve a su hijo este invento?
¡Le pudre todas las ideas!
¡Mata su imaginación!
¡Hace que en nada, nada crea!
¡Destruye toda su ilusión!
Su pobre mente se transforma
En un inútil reflector
Con ver figuras se conforma,
¡No sueña, ni evoca, ni piensa, señor!
Fragmento de "Charlie y la fábrica de chocolate", de Roald Dahl
martes, 11 de diciembre de 2007
TAXONOMÍA DE BARRET: HACIA EL DESARROLLO DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
Los alumnos presentan, aparentemente, muchas limitaciones para aprender a expresar ideas con sentido crítico. Es frecuente –en el aula- que cuando se les pide que expresen su punto de vista sobre un tema determinado muestren muchas limitaciones, sin embargo, en otros temas que están vinculados con su entorno juvenil extracurricular, si son capaces de presentar, con algunas limitaciones, un pensamiento crítico y reflexivo. Este hecho es una muestra de que por un lado presentan esta capacidad como una función mental inferior o espontánea (Vigotsky), entonces, podemos, los profesores, desarrollar en ellos esta capacidad en base a la interacción social que es la enseñanza y podemos llegar a que desarrollen sus funciones mentales superiores.
Quiero poner un ejemplo de las preguntas según la taxonomía de Barret y para ello se me ocurre esta historia corta:
1. El niño cambió de semblante al ………………………………………………
a) El niño en ningún momento pensó regresar a su casa (.........)
b) Era un niño que estaba mal en todos los cursos (.........)
1. Usa tus propias palabras y en dos líneas trata de resumir el texto leído.
buenas notas .................... no se sabe
malas notas .................... aritmética
regulares notas................... razonamiento verbal
1. ¿Qué crees que le pasó al niño cuando llegó a casa?
1. Según la historia que hemos leído, tú crees que es correcto que los alumnos siempre destaquen y tengan buenas notas en todos los cursos. Explícalo según tu punto de vista.
1. Conoces algún caso parecido al que hemos leído. Escríbelo brevemente.
........................................................................................................
Otro aspecto que se puede observar es que en la mayoría de colegios solo se plantean preguntas literales, entonces, cuando al alumno se le presentan preguntas de otro tipo, obtienen notas muy bajas no tanto por falta de conocimientos o de razonamiento, sino porque no conocen las instrucciones y característica de estas preguntas. De allí -me parece- que cuando se hacen evaluaciones internacionales de comprensión lectora, los alumnos obtienen notas muy bajas, pero más por desconocimiento del desarrollo de la prueba.
¡Gracias por leer!
Manuel Urbina
prolector@hotmail.com
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LEER?
La capacidad lectora es el factor social individual más importante en la vida de hoy. “Mientras más lees, más hábil creces. Mientras más hábil creces, más tiempo permaneces en la escuela. Mientras más tiempo permaneces estudiando, más ingresos tendrás. Mientras más ingresos tengas, mejor les irá a tus hijos cuando vayan al colegio. De modo que si usted anima a un niño a leer, su influencia no se sentirá solamente en su futuro sino en el de la próxima generación”.
Felipe Ortiz de Zevallos, Ex-Rector de
PARECEN QUE LEEN
No deja de asfixiarme cierta realidad: damos más libros a los alumnos, vemos que los tienen, incluso los vemos que los abren y están allí, leyendo. Pero, cuando vamos al diálogo, a las preguntas, a lo que llamamos "la prueba de su comprensión lectora", parece que todo se esfumara. Sentimos que un espejismo nos sopló en los ojos, los alumnos no han cambiado. Esta sensación parece ser frecuente. Da origen a grandes campañas de "estímulo de la lectura", de "un niño, un libro". Pero no sabemos el resultado. Y no lo vemos. Entonces nos sentimos realmente mal, deprimidos.
César Hildebrandt
¿QUIÉN SE LLEVÓ MI LIBRO? IV
Al día siguiente empezó Lucas a practicar los ejercicios que le había señalado su tío. Empezó haciendo los ejercicios oculares durante tres minutos, luego cogió el lapicero sin tinta y lo fue deslizando por las líneas que aparecían en el cuaderno, fueron otros tres minutos. No tuvo problemas para realizar estos ejercicios porque eran sumamente sencillos. El tío Antonio vigilaba atentamente a su sobrino y le daba algunas recomendaciones, como por ejemplo, que la punta de la nariz debía señalar siempre el centro de la hoja que se está leyendo, ya que es una forma de saber si nuestra postura es correcta. Otra cosa que también le corrigió fue que al usar el lapicero o señalador, el antebrazo debía estar pegado, ligeramente, a las costillas y con la otra mano se podía asegurar la hoja para que esta no se mueva.
GUIAR LOS OJOS: UNA NUEVA TÉCNICA DE LECTURA VELOZ
2. Busca una palabra en el diccionario Sí / No
3. Suma una columna de números Sí / No
4. Se concentra en un punto que desea anotar Sí / No
5. Señala el pasaje de un texto al que desea
que alguien le preste atención Sí / No
¿QUIÉN SE LLEVÓ MI LIBRO? III
Los padres de Lucas estaban muy contentos con el entusiasmo del niño y felicitaron al responsable de este hecho. Mientras Lucas dormía la siesta, Antonio se dirigió a ellos y en un tono amistoso y conciliador les dijo:
-Hacer que nuestros hijos sean buenos lectores depende fundamentalmente de los padres. Somos nosotros los que tenemos que empezar a enseñarles con el ejemplo; si nuestros hijos no nos ven leer, no querrán leer. Aunque sea hay que fingir, en el último de los casos, que nos interesan los libros y que los estamos leyendo. Tenemos que dedicar un presupuesto, por más mínimo que sea, para la compra de libros y textos adecuados para las edades de ellos. Tenemos que estar pendiente de lo que pasa en sus colegios, debemos conversar con las autoridades del plantel y exigir un plan lector que implique una biblioteca moderna con libros infantiles por edades, maestros capacitados en comprensión lectora.
Está demostrado que cuando los padres se interesan por un plan lector, los directores y promotores de los colegios hacen algo. En el Perú, y me da mucha pena decirlo, el 74% de los alumnos del nivel primario no comprende lo que lee. Esto es el resultado de una encuesta que realizó el Ministerio de Educación, el año 2005, a setenta mil estudiantes de aproximadamente 1500 colegios nacionales y particulares. Esto nos habla del divorcio que existe entre los colegios y los padres de estos muchachos. Hay colegios que prohíben la entrada a los padres aduciendo “razones estrictamente personales” y, por otra parte, hay padres que aceptan estas decisiones. El rol de los padres es ver qué es lo que están haciendo sus hijos en la escuela y cuando se detecta que algo no está bien tenemos que buscar el diálogo con la dirección y plantear el problema para darle una solución. Hay colegios en donde se cometen unas barbaridades que van en contra de nuestros hijos. Por ejemplo, a un niño que tiene 12 años le mandan a leer El Quijote de
Por otro lado, tenemos que conversar mucho con nuestros hijos sobre la importancia de la lectura y elaborar un plan de trabajo, pero ante todo el plan lector tiene que empezar en casa. Yo les recomiendo que dediquen solo treinta minutos del día para que en ese lapso se tome un libro, una revista, un cuento, un periódico, etc. La lectura podrá ser colectiva y con un espacio para comentarla o ser estrictamente personal. En ese lapso deberemos apagar televisores, radios y cualquier otro medio distractivo, excepto el teléfono. Estos treinta minutos, al final, se convierten en el momento más esperado del día y los beneficios que se obtienen a corto plazo son tan maravillosos. Por eso se dice que la lectura fortalece los lazos familiares, indiscutiblemente, porque mejora la comunicación.
Los padres de Lucas escuchaban atentamente y comprendieron que el rol de los padres era determinante para el desarrollo de las habilidades lectoras.
-Un niño que no entiende lo que lee tiene una visión negativa de la escuela; tiene una autoestima baja que se refleja en su participación casi nula en el aula. Estos niños no se atreven a decir públicamente lo que piensan, incluso conociendo el tema no son capaces de manifestarse porque creen que podrían estar equivocados y no quieren quedar mal ante el grupo. Un niño que no entiende lo que lee no desea participar en otros cursos o talleres que impliquen el acto de leer; todo aquello que tenga palabras es malo. Para ellos el colegio es el lugar equivocado adonde se va más por obligación que por motivación propia.
La importancia de la lectura es trascendental en el desarrollo de la persona, de ello depende su éxito en los estudios sea cual fuere la carrera o profesión que se elija. No se olviden que la diferencia entre un buen estudiante y uno que no lo es todavía es su capacidad de lectura. (CONTINUARÁ...)
Gracias por leer
Manuel Urbina
¿QUIÉN SE LLEVÓ MI LIBRO? II
Al día siguiente, después del desayuno el viejo ratón y su sobrino Lucas continuaron con las clases de lectura veloz.
-Quiero saber si tus ojos están en perfectas condiciones o tienes miopía o astigmatismo.
Aunque el pequeño dijo que miraba perfectamente y sin problemas se dirigieron al ocultista en donde se comprobó que Lucas padecía de una miopía moderada en el ojo izquierdo. El doctor le prescribió el uso de anteojos exclusivamente para leer.
Mientras regresaban a casa Antonio continuó hablando.
- Ahora cuando empieces a utilizar tus anteojos nuevos ya no tendrás agotamiento o cansancio visual, y verás las páginas con mucha claridad y limpieza. Lucas estaba emocionado porque usaría anteojos y en ello se parecería más a su tío.
En casa, el tema de la miopía, fue una sorpresa para los padres de Lucas y trataron de justificar el hecho de no haberse dado cuenta del problema que venía arrastrando el niño, posiblemente, varios años.
Antonio dijo que ya no habría problemas por ese lado y que era frecuente que la gran mayoría de estudiantes tengas problemas visuales y mirando a su sobrino le dijo:
-Quiero que sepas que el buen lector es un deportista de la lectura, porque cuando uno empieza a practicarla poco se va acostumbrando a ella y nunca más se la puede abandonar. Por otro lado, así como el nadador tiene que fortalecer los músculos de los brazos y las piernas, así también el deportista de la lectura también tiene que fortalecer los músculos de los ojos.
Cada uno de nuestros ojos tiene seis músculos los cuales nos permiten ver más de cien mil puntos diferentes en el espacio, sin embargo, como nunca hemos realizado ejercicios visuales nuestros ojos trabajan de una manera lenta casi en todos sus desplazamientos. Entonces como buenos deportistas de la lectura tenemos que ejercitar a estos seis músculos para que sus movimientos sean más eficaces. Estos ejercicios son muy fáciles y se pueden practicar en cualquier lugar, bastaría con tres minutos por cada día como mínimo.
-Empecemos con los desplazamientos horizontales de izquierda a derecha, siempre con la mirada al frente. La cabeza no se debe mover, son los ojos que deben desplazarse de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Al comienzo el desplazamiento debe ser lento y poco a poco aumentar la velocidad.
El pequeño ratoncito obedecía atentamente las indicaciones de su tío. Notó que al comienzo sus desplazamientos visuales horizontales eran lentos, torpes y un poco dolorosos; pero luego los fue realizando con mayor desenvolvimiento. Comprendió que si hacía estos ejercicios era porque es así como se desplazan los ojos cuando se lee.
-No te olvides, Lucas, has estos ejercicios por lo menos una vez al día. También puedes hacerlos en forma vertical o de arriba abajo. Cuando realices estos ejercicios, además, conseguirás que todos los músculos de tu cuerpo se relajen y te sentirás mejor. Unos científicos franceses sostienen que los ejercicios visuales activan los hemisferios del cerebro y las capacidades de retención y memoria aumentan. Yo por mi propia experiencia te digo que es verdad.
Lucas estaba sorprendido con las cosas que le decía su tío y, después de realizar los ejercicios de desplazamiento horizontal, se sentía más tranquilo y muy lúcido.
El viejo ratón tomó una hoja e hizo unos trazos luego se lo dio a su sobrino para que realice el primer ejercicio.
-Ahora vas a tomar un lapicero sin tinta o un palito chino y con él vas a recorrer las líneas que aparecen de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo. El ejercicio consiste en seguir visualmente el recorrido de la punta de tu lapicero. Debes hacerlo tres minutos diarios durante una semana y cada vez tus desplazamientos deben ser más veloces. Ya verás los resultados que vas a conseguir, es algo extraordinario.
El pequeño Lucas quería empezar con este ejercicio que parecía muy fácil, pero el tío le dijo que primero tendrían que ir a la óptica para recoger sus lentes nuevos. Llamaron a la óptica y les dijeron que podían pasar a recogerlos porque ya estaban listos.
El niño se sentía algo raro con aquellos lentes, no veía tan bien a las personas y cosas distantes como antes, incluso sentía que sus pasos se iban al vacío. La optómetra le recomendó que solo los usara para realizar trabajos de lectura o tareas escolares. Cuando le dieron un texto con letras normales observó que, efectivamente, las palabras aparecían más claras, más iluminadas y fáciles de percibir. Antes pensaba que el aura que rodeaban a las letras era algo normal, pero paulatinamente se fue dando cuenta de la diferencia entre leer con sus anteojos y leer sin ellos.
Ya en casa se instalaron en el estudio del padre y antes de continuar con las clases de lectura veloz, el viejo ratón le dijo a su sobrino:
-Ahora ya estamos casi listos para empezar, pero necesitamos la herramienta más importante del estudiante de lectura veloz y ello es un cronómetro.
El tío Antonio sacó de su bolsillo un cronómetro rectangular que llevaba una cuerda oscura y se la entregó cariñosamente, al mismo tiempo que le enseñaba su manejo.
Ahora que ya estaban listos, el tío hizo unos trazos en una hoja, (como el que aparece en la parte inferior) y le pidió que con el lapicero sin tinta, que fácilmente consiguieron, realice los desplazamientos de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. El objetivo del ejercicio consistía en realizar los ejercicios visuales para desarrollar y agilizar los músculos laterales de los ojos para poder hacer fijaciones más rápidas durante la lectura. En los métodos de lectura tradicionales, la parte perceptiva o visual está considerada dentro de los Procesos de Bajo nivel y se le considera como un proceso menor y sin importancia frente a los otros que son de naturaleza cognitiva.
Al comienzo el pequeño ejercía mucha presión sobre la punta del lapicero, pero cuando se le dijo que lo deslizara suavemente, como si fuera una caricia, empezó a avanzar más rápido y sus ojitos tuvieron que hacer correr sin perder de vista la punta de su guía. También quería que su deslizamiento sea exactamente sobre la línea dibujada sin salirse de ella, pero, también comprendió que ello no era lo más importante en el desarrollo del ejercicio. Lo importante era mantener una velocidad constante mirando el recorrido de la punta del lapicero.
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El viejo ratón iba controlando el tiempo. Tenía que hacer el ejercicio tres veces al día y cada uno debía realizarse durante tres minutos. El pequeño estaba encantado y los realizaba con una gran energía al igual que los otros ejercicios que les iba presentando su tío.
-No te olvides que, cuando yo no esté, deberás practicar estos ejercicios durante siete días y deberás controlar tus tiempos- señaló el maestro. (CONTINUARÁ…)
Gracias por Leer
Fragmento de “¿Quién se llevó mi libro? de Manuel Urbina
¿QUIÉN SE LLEVÓ MI LIBRO? I
Sabes, Lucas, -dijo en un tono serio el viejo ratón- el verdadero secreto para ser un lector eficiente es mirar dos o más palabras al mismo tiempo. Puedes empezar mirando dos palabras al mismo tiempo, después tres, cuatro y con un entrenamiento fácil de unos cuántos días podrás mirar todas las palabras de una línea con una sola fijación y… ¡¡podrás entenderlo!!, es verdad.
Por primera vez, Lucas no estaba seguro de haber entendido con claridad lo que su tío le había dicho. Su pequeño rostro mostraba un poco de desconcierto y tímidamente dijo:
-Tío, cuando uno lee mira la primera palabra, luego la segunda y así sucesivamente, pero cómo es que se puede mirar dos o más palabras al mismo tiempo, creo que eso es imposible.
El tío dibujó una ligera sonrisa y dijo:
Tienes mucha razón, Lucas, yo también pensaba que eso de leer dos o más palabras al mismo tiempo iba a ser muy difícil, pero en muy poco tiempo comprendí que eso era sumamente sencillo, solo se necesita un pequeño entrenamiento que, por supuesto, yo me encargaré de enseñarte.
Todos leen palabra por palabra porque es la forma cómo se les ha enseñado a leer. El aprendizaje de la lectura se inicia entre los cinco y los seis años. En el caso del castellano se emplea el famoso método silábico debido a que nuestra lengua es alfabética-fonológica, es decir, tenemos un alfabeto que representa a cinco fonemas vocálicos y a diecinueve fonemas consonánticos. Después de aprender las cinco vocales y las consonantes bilabiales “p”, “m” y “b”, los pequeños aprenden a reconocer las sílabas ma, me, mi, mo, mu, y luego van a leer “mamá” “papá”, “mapa”, “mi mamá me ama”, etc. Este proceso continúa hasta que el menor puede pronunciar todas las oraciones y párrafos. Este es el método tradicional de lectura que solo permite leer y comprender textos cortos o textos que sean sumamente interesantes para el alumno.
Cualquiera que lea palabra por palabra siempre tendrá que hacer un gran esfuerzo para no desconcentrarse y estar atento. El cerebro está preparado para leer dos o más términos al mismo tiempo y comprendiéndolo todo. Por eso cuando la lectura es segmental o palabra por palabra el cerebro se aburre y para evitar esto es que se enfoca en otros temas. A esto es lo que llamamos desconcentración, es decir, cuando aparecen otras ideas ajenas al texto que deseaba leer. En cambio si se leen grupos de palabras es más fácil estar concentrado y se comprende mejor. No vayas a pensar, Lucas, que esto es imposible, hay muchas tesis de maestrías y doctorados en donde se reconoce el papel de la velocidad lectora.
¿Quiénes son los que leen grupos de palabras? –preguntó Lucas.
Los que leen dos o más palabras, incluso líneas completas con una sola mirada, son los que han hecho el curso de Lectura Veloz o Lectura Rápida. Este curso -que yo he dictado por muchos años- me ha permitido ver cómo algunos estudiantes que odiaban la lectura terminaron reconciliándose con ella; otros que eran lectores lentos terminaron leyendo a grandes velocidades y con una gran comprensión. Sinceramente, nunca he visto a nadie que no haya mejorado su calidad de lectura con este curso.
También en visto a algunos –continuó hablando el viejo ratón- que a pesar de no haber realizado un curso de Lectura Veloz leían haciendo fijaciones de dos a más palabras. Este hecho se da en los lectores constantes quienes instintivamente van descubriendo una nueva forma de lectura. Los que leen constantemente descubren esta sencilla manera de leer; desgraciadamente eso ocurre después de veinte o treinta años.
El pequeño ratón sonrió porque ahora estaba seguro de que había una solución para mejorar su lectura y su comprensión; ahora podría hacer sus tareas a tiempo y obtener mejores calificaciones. Ya no tenía miedo a sus estudios secundarios y deseaba que su tío continuase enseñándole el curso de Lectura Veloz.
Por otro lado, Antonio estaba contento de que su sobrino había empezado a tener otro concepto sobre la lectura y eso era importante porque la actitud es vital para iniciar cualquier proceso de enseñanza.
Hubiera querido continuar con las clases de Lectura Veloz, pero no era conveniente ya habían conversado bastante y lo mejor por ahora era descansar. Entonces, mirando tiernamente a su sobrino, le dijo:
-Ya ha sido suficiente por hoy, mañana te enseñaré nuevas cositas que te convertirán en un gran lector.
Lucas aceptó con resignación y ambos se dirigieron a la sala de la ratonera donde estaba su familia.
Esa noche, Lucas tuvo un hermoso sueño. En él se veía leyendo uno de los libros que su padre había comprado. (CONTINUARÁ...)
Este fragmento fue extraído del cuento ¿Quién se llevó mi libro?, de Manuel Urbina