martes, 11 de diciembre de 2007

¿QUIÉN SE LLEVÓ MI LIBRO? I


Sabes, Lucas, -dijo en un tono serio el viejo ratón- el verdadero secreto para ser un lector eficiente es mirar dos o más palabras al mismo tiempo. Puedes empezar mirando dos palabras al mismo tiempo, después tres, cuatro y con un entrenamiento fácil de unos cuántos días podrás mirar todas las palabras de una línea con una sola fijación y… ¡¡podrás entenderlo!!, es verdad.

Por primera vez, Lucas no estaba seguro de haber entendido con claridad lo que su tío le había dicho. Su pequeño rostro mostraba un poco de desconcierto y tímidamente dijo:

-Tío, cuando uno lee mira la primera palabra, luego la segunda y así sucesivamente, pero cómo es que se puede mirar dos o más palabras al mismo tiempo, creo que eso es imposible.

El tío dibujó una ligera sonrisa y dijo:

Tienes mucha razón, Lucas, yo también pensaba que eso de leer dos o más palabras al mismo tiempo iba a ser muy difícil, pero en muy poco tiempo comprendí que eso era sumamente sencillo, solo se necesita un pequeño entrenamiento que, por supuesto, yo me encargaré de enseñarte.

Todos leen palabra por palabra porque es la forma cómo se les ha enseñado a leer. El aprendizaje de la lectura se inicia entre los cinco y los seis años. En el caso del castellano se emplea el famoso método silábico debido a que nuestra lengua es alfabética-fonológica, es decir, tenemos un alfabeto que representa a cinco fonemas vocálicos y a diecinueve fonemas consonánticos. Después de aprender las cinco vocales y las consonantes bilabiales “p”, “m” y “b”, los pequeños aprenden a reconocer las sílabas ma, me, mi, mo, mu, y luego van a leer “mamá” “papá”, “mapa”, “mi mamá me ama”, etc. Este proceso continúa hasta que el menor puede pronunciar todas las oraciones y párrafos. Este es el método tradicional de lectura que solo permite leer y comprender textos cortos o textos que sean sumamente interesantes para el alumno.

Cualquiera que lea palabra por palabra siempre tendrá que hacer un gran esfuerzo para no desconcentrarse y estar atento. El cerebro está preparado para leer dos o más términos al mismo tiempo y comprendiéndolo todo. Por eso cuando la lectura es segmental o palabra por palabra el cerebro se aburre y para evitar esto es que se enfoca en otros temas. A esto es lo que llamamos desconcentración, es decir, cuando aparecen otras ideas ajenas al texto que deseaba leer. En cambio si se leen grupos de palabras es más fácil estar concentrado y se comprende mejor. No vayas a pensar, Lucas, que esto es imposible, hay muchas tesis de maestrías y doctorados en donde se reconoce el papel de la velocidad lectora.

¿Quiénes son los que leen grupos de palabras? –preguntó Lucas.

Los que leen dos o más palabras, incluso líneas completas con una sola mirada, son los que han hecho el curso de Lectura Veloz o Lectura Rápida. Este curso -que yo he dictado por muchos años- me ha permitido ver cómo algunos estudiantes que odiaban la lectura terminaron reconciliándose con ella; otros que eran lectores lentos terminaron leyendo a grandes velocidades y con una gran comprensión. Sinceramente, nunca he visto a nadie que no haya mejorado su calidad de lectura con este curso.

También en visto a algunos –continuó hablando el viejo ratón- que a pesar de no haber realizado un curso de Lectura Veloz leían haciendo fijaciones de dos a más palabras. Este hecho se da en los lectores constantes quienes instintivamente van descubriendo una nueva forma de lectura. Los que leen constantemente descubren esta sencilla manera de leer; desgraciadamente eso ocurre después de veinte o treinta años.

El pequeño ratón sonrió porque ahora estaba seguro de que había una solución para mejorar su lectura y su comprensión; ahora podría hacer sus tareas a tiempo y obtener mejores calificaciones. Ya no tenía miedo a sus estudios secundarios y deseaba que su tío continuase enseñándole el curso de Lectura Veloz.

Por otro lado, Antonio estaba contento de que su sobrino había empezado a tener otro concepto sobre la lectura y eso era importante porque la actitud es vital para iniciar cualquier proceso de enseñanza.

Hubiera querido continuar con las clases de Lectura Veloz, pero no era conveniente ya habían conversado bastante y lo mejor por ahora era descansar. Entonces, mirando tiernamente a su sobrino, le dijo:

-Ya ha sido suficiente por hoy, mañana te enseñaré nuevas cositas que te convertirán en un gran lector.

Lucas aceptó con resignación y ambos se dirigieron a la sala de la ratonera donde estaba su familia.

Esa noche, Lucas tuvo un hermoso sueño. En él se veía leyendo uno de los libros que su padre había comprado. (CONTINUARÁ...)

Gracias por leer
Este fragmento fue extraído del cuento ¿Quién se llevó mi libro?, de Manuel Urbina


No hay comentarios: